

“Si hubiera tenido rabo, lo habría escondido entre las piernas…”
La niña que no tuve Rodrigo Rey Rosa
El tipo en las últimas palabras antes que lo condenaran a diez años de prisión efectiva por asedio sexual telemático contra niñas de once y doce años, por distribución de pornografía infantil y por abuso sexual gravemente ultrajante aceptó NO PUEDO DECIR ABSOLUTAMENTE NADA ESTOY ARREPENTIDO DE LO MAL QUE HICE.
Encima había sido detenido una vez y reincidió en el grooming con otra menorcita de Olavarría provincia de Buenos Aires. La primera fue de Metán. Les editaba sus fotos de la redes y las chantajeaba con subirlas para que hicieran juegos sexuales para él le mandaran fotos.
Con perfiles falsos fingiéndose una púber o con el nombre Gumerland o cosa parecida. Tenía su bunker en Orán.
Es plomero, del Retambay le dicen “Popotito” se llama Enzo Ivan Lizondo (33).
Actuó en su juicio la fiscal de cyberdelitos Sofia Cornejo. Pidió catorce años.

En su celular trajinaba videos de violencia extrema con niñitas, cincuenta y cinco imágenes de chiquitas abusadas, videos siendo torturadas, en fin una obsesión enfermiza. Sus víctimas quedaron muy traumatizadas.
Lo pillaron mediante un trabajo cibernético impresionante. En WathsApp, en Face, en Instagram. Incontrastable.
Dijo que desde el año pasado estando en la cárcel cambió y ya sabe lo que está bien y lo que está mal. Según los informes psicológicos siempre lo supo.
