“En la región se deja -como en los tiempos primitivos- tener buen o mal corazón a los hombres y a las otras bestias; ser crueles o magnánimos, matar o salvar a libre albedrío. El derecho es claramente del más fuerte…”
Semos malos Salarrué
Tiempos modernos. Hipermodernos. El animalismo avanza arrollador. Los perros cuidan el portal donde los hombres resuelven sus conflictos. Los perros que son buenos con alguno malo, los hombres que son malos con alguno bueno. ¿Un piquete en la mismísima guarida de la ley? ¿Una justicia de perros?. Adentro, indiferentes a esas elucubraciones caninas ( y estúpidas) se toman decisiones humanas en función de unos códigos de conducta social.
Hoy Miércoles del día de los malos augurios de noviembre continuaba una audiencia suspendida ayer donde a cuatro changos se los acusaba de matar la madrugada del 25 de Marzo del 2018 en la calle abierta al sur de la manzana laberíntica de Esquiú al 700 (sector donde han ocurrido otros sonados crímenes de la droga y la vagancia) al “Loco Exe” “Loco Manao” Gerardo Ezequiel Tapia (18).
Unos drogones pusieron los ojos en su campera nueva y para robársela le metieron ocho cuchillazos. Así de absurdo, así de hijo de puta. En el Face de Ezequiel hay una sentencia corajuda: El león no se asusta cuando el lobo aúlla ni se molesta cuando los perros ladran. De nuevo los perros.
Dos de los asesinos eran de la vuelta el “Chupa” César David Saravia (24) y el “Dibu” Joaquín Rodrigo Miguel (24), ambos con séptimo grado, consumidores de paco desde la pubertad, de cárcel, de dramas y desarreglos familiares. Decían que se pelearon con el vecino porque le dijo al Chupa ¿qué mirás?.
Los otros dos eran también vecinos pero del Balut el “Pantera” Ivan Máximo Aguilera (23) un adicto que empezó su carrera a los 13 con marihuana, pasta base, pastillas y poxirrán con causas de robo y metido también en una muerte anterior.
Y Nelson Hugo Parada (24) con vicios de alcohol paco y marihuana y muchas caídas incluida una por violación. Parada iba con el Pantera, los dos pasados de pasta y chupi, y se toparon con una pelea en la que, Aguilera, confesó le pegó un puntazo a Tapia. “No quería matarlo, era para asustarlo”.
Además del asesinato Parada era juzgado por dos lesiones leves del 2016 que estaban prescriptas y un robo calificado de Febrero del 2018 donde tajearon a uno en la pierna para robarle el celular, ahí venía acusado con Arnaldo Ariel Ojeda (23) alias “Perro viejo”.
Los llamamos asesinos a los cuatro porque hoy para acordar un juicio abreviado confesaron haberlo matado. La Fiscal de homicidios arregló con los tres defensores oficiales diez años de prisión por pera. Es el mínimo porque ninguno tiene condena. Mañana Jueves van a escuchar a la familia de la victima para sellar la pena.
Drogarse y matar por nada no es cosa de perros, es cosa de hombres.