“Un fotógrafo disparó el flash un par de veces sobre la cara sin vida…”
Crímenes imperceptibles Guillermo Martínez
Ayer nomás, hace ocho años, el Coya Raúl Ricardo Rojas desvalijaba casas junto a Adrián Laburito Gerónimo transitando su segunda etapa criminal luego del ladronaje de bicis y motos. Pronto serían captados por la ola narco que los sacaría de pobres y terminaría enfrentándolos a muerte.
Lo malo se aprende rápido o, quizá, ya venía de fábrica pero resulta extraordinario el cambio de personalidad en Rojas del chango que lloriqueaba que la Policía le pegaba y le inventaba las causas al mafioso inconmovible que arreglaba el asesinato de su ex amigo reparando que sino le mataran la mujer o la hijita.
Con su voz monocorde, insensible, sin estridencias, sin tensiones, como la de un gran empresario que toma decisiones con la cabeza fría, hablaba con el sicario enfermo de rabia porque nunca le había pasado que le metiera seis balas del nueve a uno y saliera caminando como Gerónimo, grabados en escuchas telefónicas reproducidas en la jornada del Miércoles inicio de Julio, antesala de los alegatos en el expediente en juicio JUI 56464/19 llamado el de los SICARIOS.
Protagonizando el Coya al narco que desde la cárcel pagaba a matones a sueldo para vengarse de los que lo habían traicionado. Dos salteños y un tucumano los ejecutores de pistola, más una pareja Jujeña y una chica empleada del “patrón” como cómplices.
En Orán eran pavos los trabajos “porque nadie se mete, no pasa nada, no hay gente justiciera…” decían. “Meta papá, si mi hermano…” se trataban. “Tengo un encargo de ir a atender una ovejita, me tiene que bajar porque está regalao, regalao, regalao…el pacientito…el animalito” camuflaban. “En este oficio uno sabe, hay que sabé…a mí no se me escapa uno…yo soy un pan de Dios (sicario salteño) usted me pide y yo lo hago…” se jactaban. Eran doce CDs de llamadas pinchadas que resolvían la tentativa de homicidio contra Geronimo del 1 de Mayo del 2017 y el homicidio de Raúl Coya Lalo Martinez seis días después.
En la audiencia que cerraba la etapa probatoria se les cedió la palabra a los imputados. De los siete el único que quiso declarar fue el tucumano José Martín Pájaro Castillo (39).
Repitió que era inocente, que estuvo en Orán el día que mataron a Martinez pero fue para cobrar la deuda de un auto que vendió, que hacía quince años había dejado de robar para transformarse en un remisero pendiente de su familia, que no le iba a contestar preguntas a las fiscales porque nunca lo habían querido escuchar y que veía venir que el Juicio iba a terminar igual que el de las francesas (SIC) donde condenaron a inocentes.
El programa de hoy Jueves con todo el plantel sicarial nuevamente en Orán empieza a las diez de la mañana con los alegatos fiscales, Claudia Carreras y Mónica Viazzi seguidos por la ronda larga de defensores todos por televisión desde Salta menos Federico Gil Neuer defensor oficial uno y Lucinda Segovia abogada particular de Rojas, ambos en sala.
Afamados y conocidos penalistas van a hablar, entre ellos René Gomez el defensor del religioso Renzo Ferrazzo en el 2000 en la Cámara del crimen de Orán o Marcelo Arancibia abogado del absuelto Daniel Vilte Laxi en el juicio por el crimen de los turistas francesas, solo por nombrar algo de sus largas carreras. El primero asesora a Castillo, el segundo a la Jujeña Daniela Liborio.
Con las réplicas y contra réplicas la cosa se puede extender. O hasta la tarde. O hasta el Viernes, plazo máximo para que se dicte la sentencia.