“Además de un maldito cobarde es un maldito cabrón, se dijo…”
La breve vida feliz de Francis Macomber Hemingway
En la plazoleta de las madres en Hipólito Yrigoyen un episodio que excedió escabrosamente el robo ordinario tuvo lugar a mediados de mayo del año pasado. Se sitúa en el límite sur del pueblo enfrentando la autopista.
A eso de las nueve de la noche unas chiquilinas (una de doce años) jugaban con el primito cuando dos tipos aparecieron con cuchillo exigiendo sus celulares. Sino “las vamos a acuchillar”, amenazaron. Una acción delictiva cobarde y repetida. En este caso agravada por el plus inconcebible de meterle mano a las victimas hasta introducirle los dedos a una de ellas en su vagina. Conducta abusiva repugnante. Se llevaban un Samsung A20, un Motorola ES plus y cien pesos. Un tercero los sacaba de la escena.
Al poco tiempo el “Pacho” César Leandro Gil (29), un adicto con dos condenas salido de la cárcel hacía tres meses, el “Totó” Joel Jeremías Tapia (20) también adicto y con condena por robo liberado ocho días antes y el “Flaco” Alejandro Fabian Guantay (29) fumanchero con doble condena purgada, caían. Los acusaban de robo doblemente calificado por arma en poblado y banda. En particular a Tapia por abuso sexual simple y a Guantay por abuso sexual con acceso carnal. Son de las 62 hectáreas y barrio El Milagro.
Ayer comenzó el Juicio en su contra en la Sala II. Aceptan haber cometido el asalto pero niegan la violación.