“Casi parecía un lugar normal…”
El monstruo Mariana Enriquez
El día anterior al feriado puente del viernes antesala del 12 de octubre el viejo día de la raza o del descubrimiento de américa o del inicio de la hecatombe de los pueblos originarios o del respeto a la diversidad o de lo que cada cual pueda entender con su mirada de la historia a los tribunales se les venía el techo abajo. Cedían los ladrillos de la flamante enfermería en la entrada complementaria del edificio por las humedades hediondas de los baños de los presos ubicados justo arriba.
El derrumbe se verificaba en paralelo a otro institucional en el que los fiscales del procurador una figura política con un formidable aparato propagandístico se cargaba un Juez de Garantías, un intendente y un abogado con la eficaz muletilla de su vinculación con el narcotráfico menos que con pruebas al canto.
En su celda el Juez Claudio Parisi preguntaba si alguien había visto sus fueros perdidos y si no hubiera sido razonable por lo menos leer su descargo de las acusaciones antes de meterlo preso y romperle la entrada de su casa con una brecha para entrar en Constantinopla.
Todo muy violento y poco entendible.
Los abogados David Leiva y Sergio Herrera defensores del colega Roberto “Negro” Ortega y del intendente destituido y reemplazado de Aguas Blancas Carlos “Conejo” Martinez declaraban desconocer por qué sus clientes estaban presos por delitos que bastaba pintarle los dedos.
Es por el narcotráfico clamaban y de paso reforzaban su custodia los del ministerio público cruzados contra el poder judicial.
Mientras el negocio de frontera sigue viento en popa multiplicado mil por ciento desde que comenzó su combate un siglo atrás. Estas maromas les vienen muy bien.