“-¡Miserable! -grité con voz enronquecida por la rabia, mientras cada sílaba que pronunciaba parecía atizar mi furia-…”
WILLIAM WILSON Edgar Allan Poe
Como el amor, como los días, como las alegrías y las tristezas, los presos van y vienen. Uno huyen otros llegan, están los efímeros, los que perduran, los eternos. Los medios vendían hoy un TODO POR DOS PESOS de presos.
Era que se había escapado el Patay estando internado con coronavirus en la escuela Osvaldo Pos, era que recapturaban al Coyampi viejo prófugo de la subcomisaría de 9 de Julio. Mientras un pájaro levantaba vuelo el otro volvía al jaulón.
Al mismo tiempo terminaba en la Sala II de Juicio por streaming el seguido contra el “Ruso”Anibal Gonzalo Lopez (27) por robo calificado.
A principios de Diciembre del 2018 había asaltado cuchillo en mano y por segunda vez el telecentro diagonal a la Refi de la Pizarro y España llevándose unos mil pesos (que en aquellos tiempos eran algo) huyendo en la moto donde esperaba su mujer de 17 años con una panza de nueve meses de gestación. Unos motorizados que estaban cargando combustible lo perseguían y al caer por una mala maniobra lo pillaban.
En el trayecto había hecho bajar a la embarazada, presuntamente su cómplice. Casi dos años más tarde, ya con la hijita dando vueltas por la Sala mamá y papá se sentaban en el banquillo.
Ella decía que no sabía que el marido había bajado a robar, esperame le dijo y se mandó. Lopez declaraba igual “ella no tiene nada que ver” yo me hago responsable “pido disculpas, estoy arrepentido”.
El Juez Raúl Lopez fallaba condenando a su homónimo a cinco años y medio de cárcel y absolviendo por la duda a la mujer. Ella recuperaba su libertad, él, reincidente, continuará preso. Van y vienen.