“Era un miedo oscuro y tangible que nacía en el estómago y le debilitaba las piernas…”
Aquello estaba deseando ocurrir Leonardo Padura
El fuego es uno de los recursos intimidatorios de la mafia. El Orán de la droga suma cada día más mafiosos. La prohibición ha generado uno de los negocios que más dinero mueve en el mundo y buenos y malos hacen fila para entrar.
Lo ha sufrido en carne propia Graciela S de barrio aeroparque a la que han tratado de quemarle la casa dos veces. En Julio del año pasado tiraron nafta en la puerta la encendieron y se quemó buena parte del salón.
Fue un mes antes que su marido cayera preso en el chaco puntero de veinticuatro kilos de cocaína que llevaban a Corrientes camuflados en un vehículo. Formaba parte, según la publicidad del gobierno, de una red delictiva que distribuía en Chaco y Corrientes.
Hubo seis detenidos, dos de Orán, uno de ellos el Gordo Javier B (44), su pareja. Un mecánico de motos actualmente en la colonia penal de Saenz Peña.
Por esos días cuenta Graciela un funcionario de la anterior gestión municipal, Juan M, la visitó reclamandole veinte mil dólares que le había prestado al marido. Eran amigos de las carreras de motos. La insistencia agresiva no cesó con el marido ausente.
También manos anónimas le prendieron fuego al taller. Ella repetía siempre lo mismo que no sabía nada de la plata, era una cuestión de ellos. Asustada hizo varias denuncias contra M. El pasado 24 de Octubre se levantó por un olor intenso a combustible. Habían regado todo su frente. Estaba su hermana y su hijita de seis años.
Fue otra denuncia desesperada sin resultados en la Justicia. Graciela tiene miedo. Está sola e indefensa. Acorralada por un terrorismo ígneo con signo narco.