“Parpadeó a causa del resplandor y señaló algo que había en el suelo…”
Solo se ahorca una vez Dashiell Hammett
Con el tiempo se hablará de los crímenes en la época de la pandemia. Aquellas muertes no relacionadas con el avance del virus. Las de la violencia humana que no se detiene, que no tiene anticuerpos ni a la que se le buscan vacunas. En la Colonia en un virtual toque de queda por los contagios pasadas las cuatro de la tarde una mujer llamaba a la Comisaría para informar desesperada que su marido se desangraba de un cuchillazo.
Estaba tirado en la calle San Cayetano del barrio Jesuitas. No había nada que hacer. Había muerto. Lo constató un enfermero. Era Saúl Exequiel Piegas de 30 años herido a la altura de las costillas. Una vecina indicó una pelea con el hermano de 17 años. El chico era el homicida.
Son familia de un integrante histórico de la banda de Pichi Costas del Palmeras. El caso recuerda al del Cachurín Victor Romero (25) asesinado de veintiséis tajos de machete en diciembre del 2015 por un menor del Jesuitas muy cerca del hecho de hoy. Trabaja Homicidios. Ya detuvieron al autor.