“-No matan a menudo. Pero pueden ser muy duros…”
Estaré esperando    Raymond Chandler
Un hombre changuea en un pequeño arriendo de chanchos pegado al puente del río Blanco. Viniendo para Orán un poco adelante en un cruce de camiones hay un retén sanitario de la Policía. Octubre del año pasado. Totalmente borrachos y drogados dos changos que se las dan de amigos visitan al changuero. Lo dejan boqueando sangre sin su radio, su celular, su linterna y su mochila.

En el retén los paran y mientras al asaltado herido se lo llevan al hospital Ricardo Adrián “Tumor” o “Tumorcito” Acosta (28) y Américo Ramiro Cornú (26) quedan detenidos bajo cargos de robo calificado por el uso de arma. Pasado un año están sentados en la Sala II de Juicio a cargo de Raúl Lopez para que una sentencia cierre el proceso judicial en su contra.

La victima declara que estaban perdidos de alcohol y lo garrotearon feo con un palo. Luego del incidente sus cosas habían desaparecido. Para la Fiscal Viazzi era porque el dúo se las había robado, para el defensor Gilneuer otros le habían saqueado el ranchito estando internado. El Juez los entendió culpables de robo simple.

A Tumor, que tiene cuatro condenas por delitos contra la propiedad anteriores, lo declaró reincidente y deberá cumplir prisión efectiva de dos años y medio. Al cómplice, primerizo, lo condenó a un año y diez días y ordenó su libertad.