“Citius, Altius, Fortius…” (Más rápido, más alto, más fuerte)
Henri Didon Lema Olímpico
Un deporte con gran predicamento e infinitos practicantes en Orán es el robo de motos. No tuvo aceptación el pedido de integrarlo como disciplina olímpica para los Juegos de Tokio 2020, hecho que no hizo decaer el entusiasmo de sus cultores a los que vemos entrenando día y noche.
Las victimas integran un plantel de maratonistas que suelen ejercitarse corriendo detrás de los ladrones o detrás de las autoridades que se pasan la pelota, constituyendo ellos mismos equipos de basquetbolistas e incluso, rugbiers, e incluso futbolistas sometidos al apendizaje del difícil arte de direccionar de manera eficiente los balones.
Los deportistas policiales en particular aplacan las aguas de la inseguridad tirándose a la pileta de la publicidad, exigente prueba natatoria donde las pocas veces que se recupera algún rodado hacen trinar a prensapolsal que fue luego de una profunda y oceánica investigación eufemismo de que el damnificado les llevó el dato de donde escondieron su moto. Todo exige concentración y estado físico, además de un buen trainer.
No sabemos si a los competidores de los 100 metros mariposa les dicen “mariposones” pero si que a los ladrones de motos los mentan “chorros” y no son admirados ni aplaudidos sino ferozmente puteados. Por eso que pierdan con la policía, sea como sea, es siempre noticia. No vamos a repetir lo de las motos que recuperó estos días la Brigada porque se puede leer en todos los portales de Orán.
En Colonia a una chica le robaron una Motomel 110 el 26 de la puerta del hospital Elias Anna.
Le pasó a la Policía local lo que le habían dicho que había sido un tal “Cruz” de barrio municipal. Era un changuito de 16 años ya fichado como ladrón conocido. Lo buscaron, supieron que actuó con otro menor de 17 apodado Chaqueñito y recuperaron el rodado escondido por los changos en una casa abandonada.
Se acusa a los precoces deportistas de hurto calificado.