-A veces me pregunto si es verdá tanta miseria. Juro que si otro me contara esto que nos pasa, no lo creería…”
Tiempo de sequía      Manuel Mejía Vallejo

No sé ¿no? pero si el trafico de droga convence a un tipo que es ingeniero en petrolero en un país exportador de gas y con las segundas reservas de gas natural más grandes de latinoamérica, que estudió cinco años en la universidad, que es cónsul, que tiene familia, que es hijo de un alto funcionario, que será en la gente que vive con letrina al fondo.

Por eso los miles y miles de kilos de cocaína que pasan todos los días con algún inconveniente menor cada tanto llamesé el secuestro de unos kilitos que lejos está de afectar el negocio. En otros emprendimientos te sacan la mercadería y cerrás. En el narcotráfico no se funden ni que les agarren mil kilos, al otro día como si nada. Pillan uno aquí pasamos por allá, pillan uno allá pasamos por aquí y al final ¿a que no sabe quien va a terminar fundido? no es que va a terminar: ya estamos fundidos.
La famosa guerra a la droga que tantos siderales dineros cuesta se ha perdido lastimosamente.

Lo que si ha generado un fenómeno de corrupción nunca visto en el Estado a más del crimen organizado, los viejos choros de bicicletas hechos narcos o sicarios de camioneta nueva y pistola nueve milímetros.
El costado interesante, hay que admitirlo, es que mueve el comercio en la zona. Los narcos compran autos, construyen, compran casas, terrenos, viajan, salen a comer a los mejores lugares cosa prohibitiva para el mediopelaje mayoritario.

A las diez y media de la plena mañana del 17 de Diciembre paraban en el 28 al Ingeniero Diego Fernando Vega Ibarra (36), cónsul de Bolivia en Orán o ex cónsul, en su JAC blanco con ocho graciosos paquetes de cocaína multicolores (rojo y marrón) en el baúl como si fueran cajas de bombones para la abuela sin camuflaje sin escondrijo así a simple vista en el depósito de la goma de auxilio.

Lo acompañaba su amigo Wilson Bernardo Cordero Flores (32) que tiene un comedor en la banda. El ingeniero es hijo del doctor Never Vega subgobernador de Bermejo.

Tuvo cuatro defensores en hilera, el oficial, Joaquín Velez, Ramón Saldaño y finalmente Hugo Velastiquí. Hubo un principio de arreglo en el que Cordero se hacía cargo pero no prosperó. Era que él había puesto la droga o se la habían puesto en un lavadero los muy sucios.

A 22 días de la detención flagrante que quiere decir que tu conducta resplandece como el fuego o que te pescaron con las manos en la masa lo penaron en Tartagal. Cinco años de prisión por transportar cocaína para el Ingeniero y cuatro y medio al amigo.

Se largaron por el torrente blanco de la frontera como tantos. Habrá pasado chapeando mil veces el cónsul sin que lo revisaran, ese día o lo olieron o lo batieron, chau bambino.

Políticos, profesionales, judiciales, fuerzas de seguridad, argentinos, extranjeros o naturalizados, gerentes, empleaduchos, convictos, asesinos o muertos de hambre buscando pepitas en la fiebre blanca de Orán.