“Me gustaría pensar que me oyen pero sé que no es cierto. Nadie me espera. Sin embargo, todos los días tercamente emprendo el camino, salgo a las anchas avenidas, a ese gran desierto íntimo tan parecido al que tengo adentro…”
Estado de sitio    Elena Poniatowska

El 7 de Marzo la “Micha” o “Chata” Celeste Miranda cumplió los 18 años. El Domingo 7 de Abril la encontraron muerta con signos evidentes de violencia tirada en la entrada de yuyarales a una finca unos cien metros de distancia por la ruta 34 al norte del cementerio parque San Francisco de Asis de Embarcación.
El lugar es un juntadero de adictos con los que ella compartía.

Alguno o, quizá, varios, la ultrajaron y mataron mediante asfixia mecánica por estrangulación tal como escribió la médica del CIF Karina Ayala que hizo la autopsia en Orán.

Era la de la Micha una vida de riesgo.

Abandonada de bebé por su madre fue criada por su papá Virgilio “Loco” Miranda (48) que trabaja todo el día changueando para alimentar a cuatro, y su abuela una señora ya grande (70) sin autoridad frente a una adolescente rebelde que se perdía por días y volvía drogada, golpeada, con la ropa rota, con un cuchillo en la cintura, contando historias de sobredosis de Paco metida en ese berenjenal de alterados con ranchada en la salida norte del pueblo. Y era que la traía la Policía y no bien se dormía la abuela se disparaba de nuevo y volvían a devolverla en una calesita sin fin de callejera empedernida. Por eso no terminó la primaria.

La pintan añiñada, charlatana, con un buen humor a toda prueba. “No tenía días malos”, cuenta su papá.

Tenía un noviecito en las 60 viviendas que la Brigada demoró por un par de horas hasta chequear sus dichos que estuvo con ella hasta las siete del Sábado y allí le dijo que ya volvía y fue su último adiós. Encaró para el lado de la perdición de los fumancheros y paqueros con su jean gastado y sus zapatillas flúo. Un tío recordaba hace unos días haberla querido arriar a la casa al verla con unos veinte chicos y chicas en la estación YPF y ella se reía que no indiferente al riesgo que corría.

Se ve que esa noche él o los (o las) que busca la Policía se ensañaron. Vimos en el cajón la carita inflada a golpes y las quemaduras con cigarrillos. Esa impronta bestial de la conducta de marginales dementes.

El femicidio nos remitió a otro. Pasando por el cementerio Parque recordamos que allí hacía changas Roberto Ramón Nieto que en Agosto del 2014 mató a golpes y enterró debajo de la cocina a la “Clarita” Ovando (47) en barrio El Bordo.

Por otro lado habíamos estado el año pasado en la casa de Celeste con Rosa, la mamá de Walter Fernando Ponce (20) asesinado en Dragones, hermana de la esposa de un tío de Celeste y tía de la Cata Velarde (16) la bella adolescente muerta a tiros en Enero del 2012 por el Baltucho Maza, su ex pareja, en Pichanal.

En Embarcación todavía duele el femicidio impune de la Ana Gabriela Gabi Saldaño en Febrero del 2001. Todos esperan que el de la Micha no corra la misma suerte.