“Parecía una presa fácil, un buen revolcón para cualquier estúpido adolescente…”
La víctima       Patricia Highsmith
En el seno de la familia una deuda sin saldar era una espina que no dejaba de doler. A los once años xx le confesaba a su madre que el tío, cuando ella tenía ocho, la había violado. Precisaba que dos veces, la primera por adelante, la segunda por la boca. La madre, sumida en la peor de las angustias, agobiada por el desbarranco familiar que la revelación del secreto prometía, eligió dejarlo pasar.

A los dieciséis la hija volvió a la carga con el oprobio sufrido y se escapó de la casa. Entonces, para que vuelva, la mamá denunció.

Gabriel Ivan S (27) fue detenido y acusado de dos hechos de abuso sexual con acceso carnal. En la fecha de los actos tenía 17 años. Era menor. Dijo ser embalador golondrina.

En la Sala II se debatió su culpabilidad. Lo defendió el abogado Cristian Illezca.

El final fue raro. La fiscal pidió pena por solamente uno de los actos, el de la felatio. Tres años de prisión en suspenso. O sea se iba a su casa. La ilusión le duró una hora tiempo que se tomó el Juez para rectificar la pena a cuatro años de cárcel efectiva. Un tercio menos que si a la hora del abuso hubiera sido mayor de edad.

Con diez años de atraso, la deuda, podría decirse, fue saldada.