A poco en Colonia gatos madrugadores se metían rompiendo rejas en un agroquímica y se llevaban unos 300.000 en productos además del CPU que guardaba las grabaciones de las cámaras de seguridad que, al abandonar el local, rompían. Lo habrán visto en las películas. A dos cuadras tiraban la computadora en una acequia. Un experto en informática recuperaba la información y aparecía la cara de un ladrón. La Policía lo reconocía. Era lo que ellos llama un LC de nombre Pablo Subelza. Al ser detenido mandaba al frente al famoso “Cara i´pollo” José Luis Vargas (23) y a un tal Pedro Cortez. Detenido este último confesaba donde habían ocultado los químicos. Era en medio de los bananales de una finca a siete kilómetros del pueblo. Recuperaban todo. En la AP 478/18 por robo calificado el “Cara i´pollo” quedaba prófugo.
El 21 de Julio cuatro encapuchados con machete destrozaban la puerta de una casa del asentamiento Gauchito Gil. No era una mansión sino una vivienda humilde. La dueña de casa, Erica (37) y su pareja Florentino (49) recibían en esa inusitada locura sangrienta sendos tajos en la cabeza. Le llevaban dos garrafas, una cocina, un secarropas y un celular. Estamos hablando de seres capaces de matar a dos personas literalmente por centavos. La Policía local se puso las pilas. En lo de un menor de barrio municipal hallaban el celular, a cuadras detenían a Enzo Valdiviezo (18) con una de las garrafas y un machete con sangre, cerca Walter Vega (19) tenía el secarropas. En el Manero a otro menor le secuestraban la segunda garrafa y la cocina la hallaban en unos pastizales dando por esclarecido lo que se caratuló robo triplemente calificado por arma, banda y menores en la AP 533/18 con la captura de Pablo Salazar (18) del Nueva Esperanza.
Ya esta bueno, dejense de joder, es suficiente. La noche siguiente cuatro hombres que miraban tele en su casa de finca Gregorio ubicada por un camino a la izquierda antes de la curva de ingreso al pueblo. Son parientes del vicegobernador de la provincia y explotan unas cuatro hectáreas de tomate. Sufrieron la irrupción de dos malevos que querían la plata de la que tenían el dato habían cobrado por una venta (el dato era falso). Negarse y resistir desató una balacera descomunal que pudo ser una masacre. Tres de los finqueros ingresaron con balazos al hospital. Juan Ignacio Grigorel (30) traspasado por un plomo en la cara, Fernando Rodriguez (34) herido en la zona inguinal con entrada y salida y Héctor Isa (34) con un proyectil en el cuello sin orificio de salida. Los asesinos no se llevaron nada. Se especula que pensaban que no había nadie, o uno solo. Todo mal. Metieron presos a dos sospechosos. Las victimas vieron el auto en el que se movilizaban. Daniel Guzmán (28) y Luis Alberto Gimenez (28). Hay un tercero, conocido policial, que sería el autor intelectual del “trabajito”.
El 23 otro robo. Sí, no se puede creer. No descansan. Colonia era la Chicago de la ley seca. Robaban baterías, gato hidráulico, graseras, de un taller. Cuatro detenidos más. Dos menores y dos mayores. Una bandita interbarrios. Del Municipal, del Selvita y del Manero. Por fin, son calle por medio.
“Todas las cosas se borraron de mis ojos. Las piernas aflojaron su tensión y mi cuerpo envuelto en un torbellino de voces, fue a caer en la arena, con los brazos abiertos boca abajo…”
Las vueltas del perro Santos Vergara
Si es que estos sucesos formaran un continuo de violencia no pueden llevar a ninguna otra parte que a la muerte. Machetazos, tiros, destrozos, atracos, corridas, furia, predadores, pobreza, alcohol, drogas. Mal presagio o presagio cantado. Amaneciendo el Domingo 29 en los asentamientos Sagrado Corazón que se extienden a la derecha entrado al sector urbano desde la ruta 34 como la imagen infinita de los espejos enfrentados otra batahola de marginales dejaba tirado, inerte, muerto de una puñalada en el corazón, al “Chino” Reynaldo Marcelo Aparicio de 22 años un chico con variadas caídas en la Policía por delitos contra la propiedad. Detenían a dos al voleo en la AP 557/18 que por el delito de homicidio investiga el GAP.
