“…Ya aprendí de mi dolor
y hoy solo fumo y escucho
cuando siento hablar de amor…”
Veneno Jorge Drexler

¿Hasta dónde puede perder la cabeza un hombre por una mujer?. Hasta el infinito y más allá diría el dibujito de Toy Story. Pasado y presente están poblados de ejemplos tenebrosos. Declaraciones de guerra o masacres espantosas.
Y debe ser que no hay edad ni para el amor ni para el odio que es su reverso y que una negativa modela igualmente monstruos.

“Lo hice sin pensar, quería que se vaya del lugar y que le cuente a mi mujer, yo tengo un hijo” confesó Francisco Leonel R de barrio San Antonio, un adolescente de 16 años, cuando el 2 de Agosto del 2017 lo fueron a detener por la salvaje agresión a una chica de su misma edad que a esas horas de debatía entre la vida y la muerte enchufada a un respirador en la terapia intensiva del hospital con la cabeza partida.

Le había pegado con una piedra y una botella luego de estrangularla hasta el desmayo. Y la dejó tirada. Era el corolario de una cita de amor que en el segundo que ella no aceptó que la besara y que menos que menos se iba a desprender el pantalón pasó del paraíso al infierno con una reacción lindante en la psicosis. Se habían encontrado a la salida de la escuela del Taranto y caminado hasta cruzar el aeroclub llegando a la zona de las gomas cercana al Complejo. Ahí se le tiró el chico y ahí le dijo que no la chica.

Una pareja en moto la socorrió en pasaje Alem y Pueyrredón desfalleciente y empapada de sangre. Había caminado al despertarse. Al agresor, que ya cumplió los 18 y tiene prisión domiciliaria, comenzaron a juzgarlo en la Sala II por una figura que, leerla, es como leer una novela corta. TENTATIVA DE HOMICIDIO CALIFICADO POR TRATARSE LA VICTIMA DE UNA MUJER CUANDO EL HECHO FUERA PERPETRADO POR UN HOMBRE Y MEDIARE VIOLENCIA DE GÉNERO (TENTATIVA DE FEMICIDIO).

Ya lo declararon responsable y mañana Viernes el Juez le aplicará pena. Por ser menor será la mitad que para un adulto. El acusado dice que estaba borracho y drogado. Eso lo perdió. Que está arrepentido.
La mamá de la victima contó que su hija quedó con secuelas terribles de dolores y mareos. Y muchísimo miedo. Por supuesto no está de acuerdo con la condena. Cualquier número, para ella, será poco.