“Sólo un aparato japonés puede poner la cumbia a 55 de sonido. El gran plan de los japoneses es que un día prendamos un Aiwa y volemos en mil pedazos…”
El curandero del amor Washington Cucurto
A muchos chicos de los barrios de Orán se les haría fácil escribir una autobiografía. Su existencia se reduce a conseguir droga lo que, traducido, es encontrar como escapar de una realidad de pobreza, de aburrimiento, de desamor, sea con alcohol con marihuana con paco o con poxirrán. O con cumbia o con violencia. Cualquier cosa que sirva para reirme de mi desgracia.
Lo escuchamos en los Juicios que los sepultan en las cárceles repetir que cuando pasó esto o aquello estaban buscando droga. No hay vergüenza, al fin y al cabo es su vida. Tres changos y una changuita de la zona de Madereros y Constituyentes están siendo juzgados en la Sala I por dos robos con arma fechados entre Diciembre del 2018 y Agosto del año pasado.
Contaron que cuando asaltaron un motociclista para robarle el celular se dirigían en patota a apretar un tranza, estaban escasos de porro y pasta. Venían, eso sí, chupando de largo.
La chica contó que no tenía necesidad de robar porque se prostituía a cambio de droga. “Pago la droga con mi cuerpo” explicó sin inmutarse. Junto al “Polaco” David Moises Segundo, a Diego Fernando Romero y a Fernando Calapeña la acusan de robo en poblado banda y con arma.
Aparte Segundo llegó con un robo calificado en la esquina del Chino de calle Pueyerredón. Lo otro fue a la vuelta, en la cancha.
En los alegatos la Fiscal Mariana Torres pidió seis años de prisión efectiva para Romero Calapeña y la mujer y absolución para Segundo no reconocido por la victima en rueda de presos. Sin embargo en la otra causa que está en solitario solicitó lo condenen a tres años y cuatro meses por tentativa ya que se encontró el celular tirado después que lo obtuvo a punta de cuchillo.
El Lunes el Juez Primucci dará la sentencia. El monto de la pena es intrascendente, el cuarteto ya viene con la condena puesta de la calle.