
“La línea fronteriza era aún visible…”
Botas tejanas Nadia Villafuerte
La prosapia criminal de los dos fugados de la alcaidía ayer viernes que los católicos no comieron carne los presenta de cierta peligrosidad.
El Payaso Juan Eduardo Ortuño (42) es un violento convicto quien luego de cumplir condena por robo calificado fue en abril del 2017 que reincidió robándole la moto a un chico de 16 años a punta de cuchillo. Justificó se había pasado de mambo con pastillas alucinógenas. Vuelto a la calle los civiles de la primera lo detuvieron en julio del año pasado por otra motochorrada y apenas le dieron la libertad cayó por el robo de la casa de una comerciante calificado el hecho en poblado y banda.
Carlos Horacio Figueroa (31) esperaba juicio por el asalto a un empleado de una distribuidora de dulces en mayo del año pasado interceptado por motonautas encapuchados en los 200 años con trece millones de pesos de botín. De su casa en el barrio 25 de mayo secuestraron una pistola 9mm Thunder, una Jaguar 22 y un aire comprimido además de la moto robada a una sexagenaria.
Los dos tienen llegada en la frontera. Ortuño fue changarín en la municipalidad de Aguas Blancas.
Dicen que el servicio penitenciario ubicó el remis que tomaron. ¿Buscarán cruzar a la banda?.
