“Las manchas rojas de las ropas y del suelo se hacían cada vez más grandes…”
PIGMALIÓN Leopoldo Hurtado
La palabra asesinato amalgama el crimen del Chino Juan Figueroa (31) ocurrido la madrugada del Domingo en las orillas últimas de los asentamientos seis de enero.
Su cuerpo con un cuchillo carnicero enterrado en el pecho cayó en frente a la casa de dos de los asesinos del panadero Limón Montenegro que cumplen largas condenas en la cárcel y atrás de donde fue muerto don Pastrana a manos de su hijo en Octubre del 2019.
Eso sin contar que la victima es hermano de dos asesinos implacables, Oscar y Miguel Figueroa, el primero acabado de un escopetazo el año pasado.
Boca abajo el Chino todavía vivía cuando su concubina y su madre lo dieron vuelta y sufrieron una crisis de horror. Antes de expirar nombró a “Juan Carlos y Sátiro” y pidió le desclavaran el arma. Un vecino declaró que estando tirado vino una chica con un garrote y se lo descargó en la espalda y la cabeza. Otros testimonios dejaban entrever los móviles del desastre.
Chino había entrado a una fiesta en la esquina borracho con un filo en la mano causando el desbande de la mayoría de los asistentes. En la calle había intentado abrazar a una menor siendo repelido por el dueño de casa. Era el “Tuky” Juan Carlos Sanchez Rodriguez (41). En su domicilio detenían a Segundo Reyes Moreno (32) alias “Sátiro” con manchas de sangre en la ropa.
También a Nora Mabel Moreno (36) y a una menor de 17 años, la supuesta abusada. A su camión estacionado sobre el pasaje Robles le dejaban flecos las cubiertas a machetazos. El ambiente resoplaba violencia.
A los detenidos se los acusa de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas como si en la rabia se hubiesen complotado para matar al abusador.