“Ve y díselo a mis súbditos, que viven bajo mi augusto cetro…”
Mensaje del tetrarca Pere Gimferrer
El crimen del Coya Oscar Ariel Farfán (37) ocurrido el 15 del mes en la plaza Los Pitufos del barrio Miraflores de Bermejo se resolvió en un día con la captura del que le disparó con un revolver 22 directo al pecho.
Fue identificado Jorge Marquez de 41 años, boliviano, sin antecedentes. Dijo que repelió un asalto.
La victima era un viejo delincuente oranense venido a narco con base de operaciones en la banda. La prensa boliviana deslizó que se dedicaba a comercializar “sustancias controladas” consignando que de sus ropas se secuestró marihuana.
El medio El Andaluz de Tarija en su reporte llamó a Farfán “súbdito argentino”. Y fue la segunda vez que leímos tan ridículo apelativo que si no fuera como suponemos hijo de la ignorancia sería un insulto. Argentina será muchas cosas pero no una monarquía con una población sometida en carácter de súbditos.
Quizá se hayan confundido con la palabra coronavirus y se les haya pasado por alto la revolución francesa y el contrato social de Rousseau pero mis queridos andaluces somos ciudadanos ni súbditos ni vasallos ni parafreneros de palacio ni figones de la reina Patoja ni Pitufos. No hay sumisión a una corona ni al coronavirus siquiera, al que le estamos presentando batalla.
En el título dice ciudadano argentino y en el contenido de la nota “…calle Campero y Real Madrid se procedió al arresto del homicidio de O. A. F.. de 37 años, súbdito argentino en la plaza…”. Súbditos, de nadie. Ni siervos de la gleba, ni pajes de su majestad. Gracias.