“Buscando la matriz tibia, el útero hospitalario que no ha de encontrar nunca…”
La otra costilla de la muerte   Gabriel Garcia Marquez
El marco de la violencia es una marginalidad extrema.

Un hombre que ha pasado más del setenta por ciento de su vida en la cárcel sale de purgar su última condena. Se vuelve a juntar con la mujer que ha apuñalado estando embarazada conducta por la cual fue sentenciado en el 2016. Ambos son adictos al alcohol y las drogas ilegales.

La relación destila toxicidad. Minada por los celos, los maltratos y las carencias. Se separan.

Al mes, en noviembre del año pasado, el “Gato” Roberto Franco Rivero (43), reaparece y ella lo sale a correr con un cuchillo en cada mano. El ex le manotea uno y la inca tres veces en la región abdominal izquierda. Las estocadas son feroces, provocan heridas transfixiantes que le alcanzan el hígado y la vesícula y si no es por una cirugía de urgencia no cuenta el cuento.

Por femicidio en grado de tentativa comenzó el juicio a Rivero. Declaró haberse defendido. La víctima (37) a la pregunta del Juez si el acusado la golpeaba contestó “SIEMPRE”.