¿Por qué la vida está construida con tanta crueldad, que un minuto antes que un hombre feliz mate a un niño, todavía es feliz…?
Matar a un niño Stig Dagerman
En Septiembre del 2019 HAOS era un bebé de 10 meses que ya daba unos pasitos sostenido de las manos. Su mamá, Johana Celeste “Chuqui” Juarez (24) de Embarcación, un chica que trabajaba en limpieza, lo traía a Orán los fines de semana.
Se había relacionado por el Facebook con el “Avatar”, “Flaco”, “Negro” o “Colombiano” José María Lucema (25) un chango del Mitre bagayero con antecedentes de motochorro promocionado en ese tiempo como boxeador. Un tipo de mano pesada. Vivía en la pieza de un inquilinato con baño compartido de O´Higgins y Pasaje Zenta. En esa reducida intimidad maduraba el noviazgo.
El nueve del mes al mediodía la pareja llegaba al hospital sumida en una crisis de desesperación y alaridos con el nene muerto. En la guardia mediante maniobras y drogas las pediatras lograban que su corazoncito volviera a latir. La madre contaba que, bañándose, escuchó un grito y al entrar al cuarto el nene yacía inerme con los labios morados sobre la cama.
Derivado a Salta con muerte cerebral HAOS moría antes de aterrizar. La autopsia señalaba producto de una fractura de cráneo tremenda que le había hecho cabalgar los huesitos uno sobre el otro. Se había golpeado o lo habían golpeado. Con mucha fuerza.
Lucema contaba que se había broncoaspirado, que se había caído de la cama, que se había golpeado contra el respaldar y luego contra un parlante que tenía una esquina rota. Juarez juraba no haber visto nada por estarse bañando, el problema que ni los vecinos ni en el hospital la vieron siquiera con el pelo mojado, por otro lado en el inquilinato escucharon gritar al bebé entre las nueve y media a diez de la mañana, dos horas antes del traslado al hospital.
La Justicia tradujo esa evidencia en asesinato alevoso. Hoy la pareja llegó a Juicio. Ella declaró. Tachó al boxeador como el hijo de puta que mató a su niño. Dijo odiarlo al punto de querer “hacerlo mierda”. Cuando mostraron las fotos de autopsia en la declaración del médico del CIF montó una crisis de nervios que tuvieron que sacarla de la sala entre dos femeninas mientras el guardiacárcel protegía a Lucema de su furia. “Hijo de puta, hijo de puta…” gritaba.
Mañana, en teoría, dictarán el veredicto. Matar a un niño siempre es alevoso, no se puede defender, pobrecito.