“Otro consejo: tenés que sentir mucho odio, tenés que convertirte en un monstruo, cuando tengas frente a vos el fulano de turno. Lo conozcas o no, te deba algo o no, tenés que ensañarte con él hasta que los veas hecho mierda a tus pies. Sos un animal rabioso, ¿entendés?…”
Monstruos perfectos Miguel Angel Molfino
Los piperos son piperos. No saben de razones de exposiciones de coloquios, no son conferencistas, ellos se manejan como quieren donde quieren y haciendo lo que les de la reverendísima gana. Ante el peligro, unos vagos rivales o la Cana, escapan.
En tribunales son gatos en bolsa tratando de huir. Es lo que saben. En el Juicio culminado hoy donde se determinó la responsabilidad de un cuarteto de adictos en la muerte del panadero Sergio “Limón” Montenegro (43) la madrugada del 5 de Abril del 2018 en los confines del 17 de Octubre los acusados usaron la mentira para tratar de zafar con unos discursos que tenes que llamar a un bazoquero para que haga de traductor. Se pegaban contra los barrotes de la jaula.
El “Pájaro” Carlos Adolfo Cañizares (21) empezó echándole mierda al Limón como consumidor de pasta base y terminó diciendo que era un vecino querido que le daba todo, que él no estaba esa noche. No solo tres testigos lo habían visto atacar al trabajador sino que Limón mismo antes de morir dijo “fué el Pájaro”. La Fiscal Carreras le pidió 17 años de prisión como autor material del asesinato.
Carlos “Pipo” Arabe (25) decía que no le había vendido pasta base al Limón y que estaba en su casa cuando el crimen. La Fiscal le pidió 15 años como coautor.
Santos Marcelo “Santos” Arabe (22) dijo yo estaba en la esquina y llegó el hombre ese. Le pidieron 14 años.
Juan Armando “La Renga” Barraza (19) no dijo nada, era menor. Pidieron responsabilidad penal y que un Juez de menores le imponga pena. Los defensores no tenían mucho paño para cortar. Las pruebas sobraban.
La Jueza María Laura Zamora de Sala II falló 15 al Pájaro, 14 al Pipo y 13 y 4 meses a Santos. A la Renga responsabilidad en el delito general de homicidio en ocasión de robo, agravado por la presencia del menor a los mayores.
Son piperos, animales nocturnos de ranchada esquinera haciendo huevo, fumando base, curtiendo porros, hablando bardos.
Hasta que un día pasás. Y te saltan encima.
