Extracto del material publicado en revista Fuera de la Ley (primeras dos notas) 2011
“El amor tiene cara de mujer” fue el título de una telenovela muy exitosa unas décadas atrás. Podría adaptarse a los entretelones del sumario Penal 48/11 que investiga la Brigada a partir de que la mañana del Sábado un pescador reportara una persona tirada boca a bajo en una zanja ciento cincuenta metros al sur del fin de barrio Malvinas por calle Guemes entrando al Cedral. El cadáver pertenecía a Marta Cecilia Guidobono de 26 años. Conocida por “Guido” a secas del 9 de Julio y más como numero diez del equipo de fútbol femenino Mitre A. Tenía signos de estrangulamiento y cuatro agujeros de cuchillo, la mitad adelante, la mitad en la espalda. Su sexualidad la llevaba impresa en su impronta masculina. Se relacionaba sentimentalmente con chicas corroboraría su entorno de amigas. El dato, más la saña ínsita en su cuerpo eran evidencia muda de crimen pasional. En el marco de amores entre mujeres. O desamores entre mujeres según era dable especular.
A seis metros de la “Guido” estaba su bicicleta y un poco más cerca su gorra manchada de sangre. Siempre andaba de gorra. Era una prenda infaltable en su indumentaria.
Jugando al fútbol era feliz. La tenían de enganche. De las habilidosas que traspiraban la camiseta. Así también era en su vida. Trabajadora. “Guapa” nos la definió una señora que la quería mucho. Para esta época se iba a la Rioja para la cosecha de olivo. Con su amiga de toda la vida del barrio la Blanca Esmeralda Carrizo (26). Siempre se las veía juntas andando en bici, desyuyando casas, arreglando artefactos del hogar o jornaleando en fincas.
La noche del Viernes estuvo tomando con amigas. Era una falla en su personalidad el vicio del alcohol. Se juntaban con su grupo a tomar de casa en casa. No se drogaba eso sí. A pesar que muchas a la vuelta lo hacían. Incluso alguna que decían era con la que curtía regularmente. En la plaza del 9 de Julio a la vuelta de su casa la vieron borracha como una cuba. No podía caminar. Se subió en la bici y se fue. Cayéndose. Con el acusi deformándole la cara. A la encrucijada de su fin.
Marta Cecilia Guidobono recibió cuatro puntazos con dos armas distintas a más de un estrangulamiento incompleto. Las indicios mudos de su cuerpo vapuleado dicen que sin que se haya defendido. Siendo ella una jugadora de fútbol fuerte que en sus relaciones homosexuales era la marimacho. Cierto que esa noche estaba chupada hasta el caracú, aletargada. Son datos en una intriga a revolver en el caldo espeso de un red de relaciones donde el engaño, la droga, el alcohol y la violencia están a la orden del día. “Cualquiera la pudo haber matado…” se comenta. Incluso las dos mujeres y el hombre que están presos, sospechados.
Muchos creen que a la Guido la mató su mejor amiga la Blanca Esmeralda Carrizo, una vecina de la vuelta en el barrio 9 de Julio de su misma edad. Eran inseparables. Compañeras de trabajo y colegas en sus apetencias sexuales pero no pareja. Las dos cumplían el rol activo en el amor. Está presa. Fue la última en verla y sus antecedentes de haber estado metida en otro asesinato forjado en los ambientes lésbicos no la ayuda.
Blanca en el cuerpo femenino protesta porque la Policía no le permitió llorar en el velorio a su amiga del alma y clama inocencia. “La Guido tomaba mucho, se juntaba a tomar con cualquiera…” afirma, dando a entender el peligro que eso entraña.
NOTA: Carrizo fue desvinculada por falta de mérito y luego falleció en la Rioja. El crimen sigue hasta hoy impune.