“-¿Qué cree que hará a partir de ahora?
-¿Ahora que la policía sabe? No sé. Supongo que tratará de ser más cuidadoso la próxima vez…”
Crímenes imperceptibles       Guillermo Martínez
El juego “teléfono descompuesto” consiste en reirse de la manera que varía una frase a medida que circula de boca en boca. Hay un lunfardismo también que ya no nos acordamos que pretendía significar.

El avance de la telefonía móvil fue causa de los efímeros imperios de polvo blanco de varios malandras del pueblo tanto como de su evaporación en el aire. Fue por los teléfonos que pudieron crecer y fue por lo mismo que se fueron al tacho. Elemental Watson diría Sherlock Holmes, le pasó al imperio romano, a Napoleón, mirá si no le va a pasar al Coya Rojas o al Juansuti Aguilera. Lo que los hizo poderosos los derrumbó.

En Febrero del 2011 un informe de la Brigada a la Justicia federal consignaba “se dedicaban a la sustracción de motocicletas en nuestra ciudad y zonas aledañas, siendo transportadas al vecino País de Bolivia, en donde con el transcurso del tiempo RAUL RICARDO ROJAS alias “COYA” acaparó los contactos Bolivianos, con quienes negociaba el intercambio de las sustancias prohibidas por motocicletas…”. Hablaba de una organización de unos veinte integrantes y pedía la intervención telefónica de cuatro números durante un mes para desgrabar y analizar.

En el 2016 el Juzgado federal 1 de Salta tenía pinchados los teléfonos del Coya y al año siguiente lo metió preso sabiendo por las escuchas que era el dueño de la carga de 88 kilos que fue secuestrada en Agua Linda transportada por sus empleados Topi Pizarro y el Pelao Santos. Cuando desde la cárcel mandó matar a la competencia convencido que habían sido ellos que lo traicionaron fueron las escuchas seguidas por el sector 81 de Drogas Peligrosas de Cerrillos que lo perdieron.

Estaba detenido con el Jujeño Enzo Quiroga al que investigaban por transporte de cocaína y saltó su venganza contra “Laburito” Gerónimo, el “Coya Lalo” Martinez más otros socios de esa banda cuyos nombres nos reservamos. Gerónimo se salvó de seis tiros de nueve milímetros, Martinez no.

Desde la cárcel de Güemes siguió operando por teléfono hasta que en Diciembre pasado le pillaron 330 kilos de marihuana y 11 de cocaína que tenía almacenados en Aeroparque gracias a que las llamadas estaban intervenidas por el Juzgado federal de Salta 2 de Miguel Medina que mediante “acuerdo pleno” le impuso nueve años de prisión en Marzo.

Por los atentados con sicarios salteños y tucumanos de Mayo del 2017 la Sala II de Juicio de Orán lo sentenció a prisión perpetua el Viernes 3 del corriente. Todavía le falta el juicio por la cocaína de Agua Linda del expediente 3339/16 del Juzgado Salteño de Bavio.

En resumidas cuentas por ahora saldrá dentro de 35 años o sea cuando tenga 70 si es que los informes carcelarios son positivos. Le aplicaron más de un millón y medio de pesos de multa. Le incautaron vehículos plata y propiedades y condenaron a su mujer Sandra del Milagro Romero a seis años encerrada. Hola ¿habla el Coya Rojas?, no viejo cortá, ¡equivocado!.