Ayer en el aniversario de la Policía de la provincia había más motivos de preocupación que de festejo. La conspiración de silencio tramada en Joaquín V Gonzalez para hacer invisible un tiroteo entre efectivos machados con un camarada herido derivó en el descabezamiento de la cúpula regional.
La Comisario mayor Maria Isabel Flores, el Comisario mayor Walter Orlando Puca y el Comisario mayor Salomé Francisco Calermo, primero, segundo y tercer jefes, fueron licenciados te guste o no te guste.
También fueron suspendidos los seis subalternos que habrían participado del hecho delictual que se pretendió encubrir. Un subcomisario, un suboficial principal, un sargento, dos cabos y un agente.
Aluden que sus conductas transgredieron los lineamientos de la Fuerza. Las autoridades corridas habían asumido en diciembre. Duraron poco. La sangre llegó al río.