Para un hombre analfabeto de 48 años vecino de los asentamientos San Juan resultó una ventaja no haber reconocido a sus hijos. “No estoy seguro que sea hija mía” dijo lacónicamente cuando el juez le preguntó por la que figuraba victima suya de un abuso sexual con penetración. No ser el padre lo libraba del agravante del vínculo y de unos años de cárcel. Dijo que violó a su nena de los once a los trece años hasta que ella se cansó en agosto del año pasado y contó todo. Ejercía su repugnante poder con cachetadas y cariños, a veces la golpeaba y otras le hacía regalos.
Afirmó estar arrepentido, pidió disculpas. Aceptó diez años de cárcel para pagar el oprobio. Mañana viernes es la audiencia definitiva.