“Estaban prohibidas las crucifixiones y las muertes a pedradas, aunque la ley toleraba que te metieran con una fiera en un pozo…”
Noticias secretas de América Eduardo Belgrano Rawson
Con la bendición del lema “mejor un mal arreglo que un buen pleito” los juicios abreviados se están imponiendo. Zafás de los engorros y los tiempos atortugados de los tribunales, de testigos, de pruebas, de papeles, que te lleven y te traigan esposado, de abogados que te prometen, por el oro, el moro y de la angustia del banquillo a la espera de una sentencia de bola de bolillero. Escuchamos los otros días a un acusado de abuso sexual, harto de firmas y notificaciones, pedir negociar un convenio y terminar de una vez con tanto trámite. El abreviado es una sola audiencia, media hora, y te vas con todos los sellos a la cárcel haciendo fuerza para que el tiempo pase lo más rápido posible. La cosa es que tenés que declararte culpable. Lo hicieron dos hermanos de barrio Caballito el 6 de Noviembre aceptando ser vendedores de droga, pagar mil pesos de multa y cuatro años encerrados.
El 6 de Julio los de Drogas Peligrosas habían caído a su casa de calle Chaco por la denuncia de un tipo “que no quiso identificarse por temor a represalias”, una fórmula dudosa de justificación, que no necesitaban porque iba a ser el cuarto allanamiento y en todos habían secuestrado sustancias, en la misma cuadra del expendio gordo del clan Armella, cuyos integrantes están presos o prófugos, conjugaban cien metros de un verdadero shopping de Paco. LO MÁS TRISTE ES QUE FUERA FRENTE A UNA ESCUELA. Por las cámaras de video vigilancia tenían registrados bandadas de menores que iban a comprar su pipa o su porro a lo de la “Tencha” Evangelina Hortencia Salazar (33), cuyo marido el “Pomelo” Rodriguez, para completarla, está preso en la Comisaría 20 por dealer. Su hermano Luis Rómulo Salazar (36) ocupaba un cuarto y, de acuerdo a su confesión, era socio en la venta.
Les secuestraron 49 caramelos de Paco, una bochita de marihuana, una tijera y casi cinco mil pesos. El nutrido piperaje de la zona era su clientela. Según los informes policiales los usaban de campanas, soldaditos y promotores a cambio de una dosis. Operaban en horario nocturno. Por un tiempo el shopping cerró.