“Parece que la gente quiere echarme la culpa de todo. Cada vez que surge algún problema, me dicen que he estado involucrado…”
Leo Messi
El Viernes 18 de Diciembre se ponía a rodar la bola en la Sala II de Juicio de Orán con dos causas de robo con arma de la Colonia Santa Rosa. Eran de Febrero del 2019. Los acusados venían apapachados de una larga prisión preventiva.
Al “Messi” Victor Leonel Romero (20), su vecino del Manero el “Abuelo” César Mariano Salvatierra (19) más el embalador Hugo Reynaldo Espinoza (27) del loteo El Sol se los tenía como los que habían robado en una despensita del Jesuitas una gaseosa, unos vinos y una bolsa de bizcochos a punta de pistola.
Messi primero la mostró para meter miedo y luego apuntó al hermano de la dueña que le reclamaba el pago de la mercadería. Afuera montó un auto bordó polarizado con la patente embarrada. Pensaban que adentro esperaban Espinoza y Salvatierra.
Al auto, un Logan, lo ubicaron a unas diez cuadras con la prueba indudable del crimen en el asiento trasero: la bolsa de bizcochos.
En una segunda causa le reprochaban al Abuelo haber asaltado una panadería con el poco distinguido recurso de un machetazo en la cabeza del dueño. “Dame la plata o te matamos a machetazos” le espetaron al panadero sangrante. Se llevaron una mochila con plata, celulares y una moto.
El hombre, según la Policía, había reconocido al bandido en la calle. No sobraba evidencia. Mucho informe de comisaría considerado dudoso o directamente trucho por los defensores Joaquín Velez, Linares y Gil Neuer.
A la cinco de la tarde el Juez Lopez presente por televisión les dió validez parcial condenando al trío de la causa bizcochos a tres años en suspenso por haber usado un arma que no pudo ser peritada y absolviendo al Abuelo en la de los macheteros.
Para todos ordenó la libertad. Después de un año y diez meses preso Messi debe haber festejado como el otro Messi su gol número setecientos.
