
“Todo empezó, transcurrió y acabó en una noche…”
Bebida Sherwood Anderson
El título es retórico, posmoderno, si se quiere capcioso.
Luego de ocho audiencias del Juicio contra Gustavo Garcia Viarengo por la muerte de su novia Nuri Klimasuaskas adelantar un veredicto es un albur. Queda escuchar la información de diecinueve testigos y peritos y si bien las fechas se programan sobre la marcha parece haber una intención de cerrar el trámite durante septiembre.
Lo que es seguro es que sea cual fuere el fallo (absolución o condena) va a irse en casación. Es decir cuando termine no va a terminar.
Para eso hay dos defensores Adrián Dominguez y Gabriel Rú y cinco acusadores si contamos a los oficiales Claudia Carreras y Pablo Cabot, a los querellantes Mario Leal y Matías Adet y a la propia madre de la victima, Mónica Viazzi, fiscal en Salta y muchos años fiscal en Orán.
Unos u otros van a protestar en función de su teoría del caso.
Que hubo un homicidio calificado (femicidio) y el autor fue Viarengo arrojando a su pareja de un cuarto piso o que fue un suicidio (¿accidente?) reduciendo las culpas del novio a celos o discusiones iguales a los de todos los concubinos de la historia del mundo. Hay mucha evidencia en esa dirección incluidos los dictámenes periciales oficiales (tres licenciados del CIF de Salta) que descartan “se hubiese ejercido una fuerza viva externa sobre el cuerpo de la víctima (actuación de un tercero) la cual hubiese ocasionado la caída…”.
En contrario suspicacias bajo la lupa de “la amplitud probatoria que debe primar en cuestiones de género” tipo relación tóxica o el hecho para muchos incriminador que el acusado se haya ido tras comprobar que Nuri había muerto. Es cierto que volvió enseguida y que antes de irse llamó a la madre para comunicarle la desgracia y avisarle se iba porque estaba asustado. Ya la había llamado antes pidiéndole fuera porque la hija estaba brotada y no la podía contener.
En estas porfías de salón la verdad hace rato es cartón pintado. La cosa es ganar. La verdad ya la construyeron los litigantes. Y no se aceptan retoques.
