“-Le ruego que no me toque con sus sucias manos -dijo el prisionero mientras las esposas se cerraban en torno a sus muñecas-. Quizá ignore usted que por mis venas corre sangre real. Y cuando se dirija a mí tenga la bondad de decir siempre “señor” y “por favor”. -Perfectamente -dijo Jones, mirandolo fijamente y con una risita contenida-. ¿Tendría el señor la bondad de subir por la escalera para que podamos tomar un coche en el que llevar a vuestra alteza a la Comisaría?…”
La liga de los pelirrojos Arthur Conan Doyle
Podría pensarse que las celdas de la Comisaría 22 de Yrigoyen con sus celdas de San la Muerte y que se yo, con sus mitología tumbera en las paredes, han sido presas de algún maleficio. Sin embargo un razonamiento menos fantasioso explica esa turbulencia permanente de violaciones, de denuncias, de protestas, de quema de colchones, de evasiones (que abarca a todas las dependencias policiales) y es la vieja verdad que hace unos años hizo ampliar la estructura penitenciaria con la alcaidía y la construcción del Penal del Kirchner, que la Policía no está preparada ni tiene estructura para albergar en reductos sardineros de donde caben tres caben sesenta, a presos. En ese sentido los del servicio penitenciario se forman para convivir con sus tensiones, con sus depresiones, con sus explosiones de violencia, con sus abstinencias, con su locura de animal enrejado entre cuatro paredes. Demasiado trabajo, muy difícil, tiene ya la Policía en las calles para andar conteniendo presos depresivos.
De la crónica reciente de los abusos sexuales en la 22 entre detenidos que terminaron con seis de Pichanal con 12 años más de cárcel cada uno, era llamativo que hubiera entre los protagonistas tipos con condena firme de ocho y cinco años ¿no es que los ya penados tienen que ir al Penal?. El sistema está saturado y en muchos sentidos se ha desarticulado por cantidades y movimientos inmanejables. Hace una semana un Juez declaró la rebeldía de un imputado y el rebelde no estaba rebelde, ESTABA PRESO, el mismísimo Juez no tenía la información en ese aquelarre de demorados que hoy ha vuelto a ser responsabilidad de la Policía que en Orán tiene una larguísima historia de fracasos y problemas. Hemos vuelto al pasado.
Anoche destapando la malla de uno de los ventiluces rectangulares de los calabozos se fugaron cinco presos en Yrigoyen. Algunos notorios por sus conductas pedófilas indignantes, por citar a dos, el “Moto” Victor Gerez (42) que en Julio lo soportamos hasta en la sopa como el pedófilo que raptó a la chiquita de 5 años con la que lo pillaron en Yrigoyen, por ese hecho va a ir a Juicio por abuso sexual gravemente ultrajante, o el “Kiko” Sebastian Federico Velarde (30) del 17 de Octubre al fondo que sumó un nueva violación a sus incontables causas penales.
También se escurrió por el agujero (no sabemos cómo hizo el Moto Gerez que está gordo como nunca) el Enzo Castedo (20) acusado de una tentativa de homicidio en barrio Caballito cuando desde un auto ametrallaron a un pipero. Los otros son Ruben Mendoza y Elias Ocampo, detenidos por robo y amenazas. Todos son de Orán. Imaginamos que han diagramado un enorme despliegue para que los muchachos vuelvan donde deben estar. Sea como fuere en las actuales condiciones el problema va a continuar.