El tipo luego de mandarse preso con una maniobra aparatosa a metros de un control policial en ruta 50 se estroló con su Cangoo en una zanja frente a los asentamientos Libertad en el límite norte de la ciudad. Salió carpiendo y se perdió como un fantasma en la penumbra del amanecer dejandole a los de Drogas Peligrosas un cargamento millonario de blanca.
Traficaba doscientos sesenta y dos kilos más monedas de la demonizada cocaína en doscientos cincuenta y un panes artesanalmente embalados.
El hecho no hace otra cosa que mostrar el movimiento colosal e incesante del narcotráfico al que no se le mueve un pelo abandonando un millón y medio de dólares sumado a una audacia demencial circular con semejante cargamento por una ruta provincial a las siete de la mañana. O saben que tienen impunidad o son unos boludos.