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CASO MARIELA CAPÍTULO SEIS

CASO MARIELA CAPÍTULO SEIS

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Trascendió que la primera autopsia no fue tal ya que nunca la ordenó el Juez. Solo se constató, de oficio, las causas de la muerte. La segunda no fue autopsia. Se exhumó el cuerpo para un exudado vaginal (nuevos estudios) y los resultados fueron negativos.

Nestor Mercuri, médico de policía, presentó su renuncia en Marzo. Fue un Jueves. Fatigado por las presiones y desacuerdos con funcionarios de la repartición y de la justicia. El Domingo recibió un llamado del jefe provincial de Policía, René Silisque, pidiendo la reconsiderara. Le habló de su calidad profesional y de la confianza que la máxima jefatura depositaba en él. La renuncia fue retirada el Lunes.

En la Brigada de investigaciones y el Juzgado un vecino de Campo Chico y su esposa dieron testimonio de la presencia de un auto rojo en la zona, a la hora y en el día del asesinato. Los vieron a las cuatro y media y a las seis y media. Los ocupantes eran tres jóvenes. El testimonio arriesga nombres. Son apellidos conocidos. Dicen que hasta el crimen iban seguido y desde aquel día no fueron más.

“Si volviera en tus ojos, el horizonte
Seria en tus mejillas, dos lagrimones.
Al dormirse la tarde, en su vigilia
Arrullaría el viento, viejas canciones…”
Milonga del si volviera                 Julio Lacarra

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“Solo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente…”. Mientras el taxi recorre el trayecto Orán Pichanal Kelo canta el tema de León Gieco. A su lado Fabian Cardozo enviado especial de Fuera de la Ley, inicia su cuaderno de notas con la fecha y la hora: 22 de Abril 23.40 hs. Después de la medianoche está previsto el viaje más largo e importante que los depositará en Catamarca la tarde siguiente.
El padre de Mariela y el periodista son amigos, ambos están ansiosos y llenos de dudas respecto del encuentro con los Morales. ¿Qué le vamos a preguntar? ¿Nos iran a creer? ¿Cómo nos vamos a presentar?… debe ir tanta gente ¿no?. La tardanza del ómnibus aumenta los nervios y los temores. Cuando llega se apuran a abordarlo para que el descanso aplaque la ansiedad. Fabian anota: 23 de Abril 02.40 hs. Salimos de Pichanal en un maltrecho vehículo de la empresa Bosio, viene de Pocitos y, según comentan, la mayoría de la gente viaja hasta Mendoza a trabajar, si todo va bien llegaremos a Catamarca después del almuerzo.

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El viaje es muy accidentado: controles, peajes, problemas, demoras… para peor el baño de a bordo está clausurado, el video no anda, no hay jugo ni café y la unidad carece de luces delanteras adecuadas. Las tensiones aumentan, para calmarlas Kelo lee en voz alta fragmentos de un libro de Ignacio Carrañaga. Se llama “Del sufrimiento a la paz” y comienza con un apólogo chino que dice… “dijo el amigo al amigo sobre el puente: mira que alegres están los peces en el río. El otro replicó: ¿Cómo tu no pez, conoces la alegría de los peces en el río? y respondió el primero: por mi alegría sobre el puente”. La lectura lo relaja y, antes de dormirse, Fabian graba en voz baja sus impresiones: Se nota que Kelo espera algo, no se si sabe qué, es como un misterio. Está realmente ansioso.

Distraídos con las bellezas naturales de la provincia y tarareando la tradicional zamba de Polo Gimenez “Paisaje de Catamarca” los viajeros llegan a las 15.45. En los últimos tramos del viaje Kelo ha reparado en una cruz del quinto centenario de la evangelización ubicada en la entrada de la ciudad y en el monolito que recuerda el lugar donde mataron a María Soledad. Hay allí una placa recordatoria y muchas flores y velas. Además se advertían zapatillas, cuadernos, gorras, carpetas que sus compañeras dejan como ofrendas. En la estación y de acuerdo con lo convenido un matrimonio Catamarqueño los estaba esperando. Tiene un cartel en la mano escrito con marcador que los identifica. Son Hugo y Blanca Elizabeta integrantes de la Comisión organizadora de las marchas del silencio y muy amigos de los Morales. Tienen cinco hijos y una de las mujeres la misma edad que María Soledad. Reciben cariñosamente a Kelo y le informan que han arreglado el encuentro con Ada y Elías Morales para las 17.30. Antes de esa hora tienen tiempo para asearse, comer y visitar el monolito.

Junto con el matrimonio Elizabeta estremecidos por el relato de la muerte de Mariela, el padre y nuestro periodista, recorren en auto el trágico y último periplo de Maria Soledad Morales. Empiezan en el boliche Klivus (ahora llamado Muana) y continúan por la casa de Luque (Puerta de Hierro) donde, sin detener la marcha por la presencia de una fuerte custodia Fabián logra un registro fotográfico. De allí se dirigen al lugar donde hallaron el cuerpo de la joven Catamarqueña. Emocionado, Kelo ensaya una oración y cuelga un rosario blanco sobre las grandes letras que enmarcan el monolito recordatorio.


Poco después transitan una carretera arbolada que los lleva a la casa de los Morales. La vivienda es humilde, está pintada color crema y en la puerta hay un afiche de María Soledad con la leyenda: Catamarca ayúdanos!!. Entran por el costado. Ada Morales juega con su nieto. Los ve, se acerca, y al ser presentados, abraza a Kelo. Se sientan todos bajo un árbol del patio. El padre de Mariela cuenta el asesinato de su hija, les muestra nuestra revista. Ada Morales se entera de los detalles de la Causa y los conversa con Kelo. Se emociona, enrojece y por momentos parece lagrimear… el dolor es el vínculo que los une pero también las similitudes de las tragedias y su curso posterior. Kelo repite: Vengo de Orán mendigando Justicia.

Llega don Elías, viene de confirmar por teléfono su participación en el programa de Mirta Legrand del 1 de Mayo. Se saludan con Kelo y comentan los casos de sus hijas. Los ojos claros de Elías Morales parecen oscurecerse de rabia cuando lee los pormenores del caso Mariela en nuestra primera revista. Se formaliza la invitación a participar en una de las marchas del silencio de Orán. Para la del 2 de Mayo es imposible dado el compromiso con Canal 9 pero prometen su apoyo y participación para la del mes de Junio.

El comedor de los Morales es pequeño, tiene un gran retrato de María Soledad y una imagen, también grande, de la Virgen de Asunción al cielo. Allí conversan doña Ada y nuestro enviado. Afuera Elías y Kelo siguen charlando. Han arreglado encontrarse al otro día en Radio Catamarca para participar del programa de Kelo Molas (Negro el uno) y dar a conocer el caso Mariela. Más personas llegan a la casa, es el momento de despedirse.

Ada terminó el reportaje y está regando las plantas. Alerta a propios y extraños sobre el cierre correcto de las canillas, le acaban de instalar el medidor de agua y no quiere cuentas excesivas. “Yo siempre hago lo que dice ella” les cuenta don Morales a los visitantes con el último apretón de manos. “…Y si ella dijo que vamos a ir a apoyarlos con sus marchas tengalo por seguro que en Junio andamos por ahí…”.

A las 8.30 del día siguiente está Ada Morales junto a Kelo Torres en el estudio de radio Catamarca. Hacen duplex con Nueva Argentina “…Venimos a pedir una mano amiga para que nos ayude a esclarecer el crimen de Mariela”. Radio Orán y Güemes también reciben la información. Cuando salen se dirigen a la catedral… vamos a pedirle a la Virgen del Valle que nos ayude!!. En la Iglesia suben un piso hasta el gabinete de la Virgen y rezan. El Diario La Unión, que pertenece a la curia, se interesa por el caso y los entrevista. La televisión de la Rioja, a través de Canal 9, produce una nota con los visitantes y el diario El Ancasti reportea a Kelo al mediodía. La jornada no ha terminado. Temprano por la tarde salen a caminar y pasan por la casa del ex gobernador Saadi, media manzana con ladrillo a la vista y detalles de gran lujo. Dicen que es la única obra que se hizo durante a su gobierno.

La gruta de la Virgen del Valle esta sobre la falda de un cerro y hasta allí llegan Kelo y Fabián. El papá de Mariela se arrodilla y ora por su hija y María Soledad, agradece la suerte de haber conocido a los Morales y el apoyo espiritual que ha conseguido de ellos. La Causa y los objetivos que lo trajeron a Catamarca se están cumpliendo.
Lejos, en Orán, Flavia Romero ruega para que les vaya bien.
Al dejar la gruta nuestro periodista le recuerda a Kelo el compromiso de reunirse en casa de la familia Morales al anochecer. Serán los últimos momentos del viaje. Tienen confirmada la hora de regreso para las 11.10. Han prometido la presencia en la reunión los integrantes de la Comisión organizadora de las marchas del silencio. Antes conectan a don Elías Morales con un programa radial Oranense. En la casa de los padres de María Soledad el aliento para la lucha que Eufemio ha iniciado es permanente.

Dicen que con el caso Mariela han sentido algo especial, se sienten cerca, analizan las semejanzas con su propio drama, hablan de combatir la impunidad, de no claudicar ante los poderosos, de seguir sin descanso reclamando el esclarecimiento del crimen, de las tremendas fallas de la Justicia, de encubrimiento policial, de presiones políticas, de amenazas “…No se detengan, fuerza, fuerza!!”.
Repasan junto al matrimonio Elizabeta la historia y las dificultades de las marchas en Catamarca, conocen gente del grupo Renacer, integrado por aquellos que han perdido familiares trágicamente. Los hacen sentirse juntos en una sola causa representada por una sola palabra: Justicia.

En el viaje de regreso nuestro cronista intenta dormir pero no puede. Han sido dos días muy fuertes, anota algunos detalles, graba otros, piensa en títulos, en datos pero también en sensaciones. Sabe que es una crónica que no va a poder cerrar. A su lado Kelo experimenta un sentimiento de renovada esperanza. Recuerda cuando, antes de viajar, el padre Calvicci le dijo: si te va a hacer bien, andá… Y lo bien que me ha hecho, piensa. En la radio del taxi que los trae de Pichanal a Orán León Gieco cierra el viaje como empezó: “Solo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente”.

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