“Es menos duro sobrellevar un acontecimiento espantoso que imaginarlo…”
La espera Jorge Luis Borges
Si bien resulta claro datos en mano que el de Enrique Henry Perez fue un crimen hijo de las circunstancias los motivos que lo precipitaron se reducen a conjeturas. Más cuando las presuntas autoras se niegan a decir una palabra.
La travesti Julieta Lusmila “Juli” Lopez (21) del barrio Malvinas y su amiga Tamara del Valle Sosa (19) del seis de enero fueron trasladas a la unidad carcelaria 9 el Viernes 29 acusadas de homicidio calificado por alevosía y ensañamiento y una perpetua de cajón si son halladas culpables en Juicio.
Trabajan vendiendo sexo a la vuelta de la terminal. La caratula ignora el robo, uno de los posibles móviles. Eso teniendo en cuenta que hay extracciones de la victima a las cinco de la mañana una de dieciséis mil y otra de quinientos (extraña la hora y los montos) y que algún pariente declaró que también tenía unos treinta mil de la venta de unas máquinas.
Las chicas que subió y llevó al andurrial oscuro de la Paraguay descubrieron el dinero en medio de la fiesta y lo mataron saliendo enloquecidas con su propia obra sin llevarle ni el celular, ni los quinientos pesos del bolsillo dejando una botella con un culito de cerveza tatuada de huellas digitales y el preservativo usado para una prueba de ADN lapidaria. La segunda hipótesis es la reversa. Que la violencia surgió por falta, desacuerdo o reticencia de plata. Quizá nunca se sepa. Las jóvenes prostitutas ya no están obligadas a decir la verdad.
El mismo viernes del asesinato por la noche Juli Lopez fue candidata a reina trans desfilando en una fiesta del colectivo en la casa de la cultura. Estrenaba vestido y zapatos. En la casa de la coimputada Tamara secuestraron diez mil pesos.