
“-Te haré un agujero tan grande, que el ojo de tu culo parecerá solo un poro de la piel…”
Deje de mirarme las tetas, señor Charles Bukowski
Ayer. Martes 29. Diez de la noche. Ingresa un chango de 23 años a la guardia del hospital de Pichanal con un cuchillazo en la mano. Le han atravesado ese pellejo de pollo entre el dedo índice y el pulgar, ese hueco, esa membrana interdigital si consultamos en google. MASCULLA QUE EL AGRESOR ES EL MARIDO DE UNA MUJER CON LA QUE LO HAN PESCADO IN COITO INFRAGANTI.
Tratan de calmarlo, está furioso. Lo suturan y lo vendan.
Ahora vuelvo y lo hago cagar a ese hijo de puta promete rojo de bronca. Se va. A cobrarse el tajo.
A la hora lo trae un amigo en moto agarrándose la cabeza ensangrentada. El carnereado lo ha estado esperando con un garrote y lo ha vuelto a castigar tupido. Suma seis puntos en el cuero cabelludo.
Ya no dice nada. Se lo nota un poco amilanado. Vendada la cabeza y la mano. Esta vez no regresa.
