“Dormía sin ventilador eléctrico para vigilar durante el sueño los rumores de la casa…”
La prodigiosa tarde de Baltazar García Márquez
Las mochilas de los curadores del pimiento y la berenjena de la finca del Chivo Ángel en San agustín descansaban ya en los galpones después de un intenso día de trabajo. El 21 de septiembre dos años atrás los changueros confluían a tomar en una despensa rural.
Noche entrada la dueña escuchaba bronca. El tal “Chancha Miranda” acusaba al “Turral” un golondrina de Tartagal de ¡guaso! como que hubiera violado a una chica por la que competían. Hubo piñas y revolcones. Machados hasta el tuétano.
El Tartagalense se retiró tambaleando a dormir a su pieza seguido por su contrincante. Lo iban a encontrar boca abajo en la cama con la cabeza estallada por la fuerza de una enorme maza hallada a unos metros húmeda de sangre.
Acusado de homicidio calificado por alevosía Guillermo Antonio “Chancha” Miranda (32) no llegó solo al debate, lo acompañaba en carácter de cómplice su compañero el “Tucumano” Miguel Vicente Romero de 36 años. Fueron varias audiencias.
La Chancha fue hallado culpable de la muerte de Angel Alberto “Turral” Osores (31) y condenado a nueve años de prisión. Zafó de la perpetua porque en la autopsia notaron en el cadáver signos de defensa, o sea no fue muerto dormido.
Al Tucu lo salvó la duda. Salió libre.