“ -¡Dios mío! -articulé anonadado-. ¡Es inaudito! Las palabras sonaron a huecas, a hipócritas…”
Jaque mate en dos jugadas W I Eisen
No hubo sorpresas en el Juicio a Florencia Bridoux (30). Venía con el fallo puesto y las incidencias cantadas por el tribunal de impugnación. Una bajada de línea que los Jueces no pueden desatender sin poner en juego sus empleos. Subieron de accidente a crimen con dolo eventual el choque que protagonizó provocando la muerte de las chiquitas Barba en el 2008. La “carátula más severa” que “ameritaba” el caso según sus superiores.
Todos cumplieron su papel en un ambiente sensible y emotivo copado por las caritas inocentes de Vane y Gise y a contraparte la de otra chica joven que lloraba no ser una asesina. Era la que tenía que pagar las ausencias queridas. No había otra. Más que su imprudencia evaluada ahora como furia criminal.
Sobre la solvencia jurídica de la sentencia y la legalidad del evento se verá en Casación o en la Corte. Fue rápido. Le dieron la mínima por homicidio simple: OCHO AÑOS. No tenía antecedentes penales ni multas de tránsito tan siquiera. Es una condena típica para los homicidas primerizos que matan gente a balazos.
La Bridoux contó con una custodia que no tuvo el temido Al Capone Flores de la Colonia después de cortarle la cabeza a un tipo para poder meterlo en un baúl, no sin antes haberlo violado. El operativo se debía al enervado ánimo general, manifiesto en las redes, que por poco no pedían que quemen a la acusada en la plaza pública.
Vane y Gise duelen mucho. Sus papás, Orlando y Alicia, son gente maravillosa. Eso no se discute. Lo que se seguirá discutiendo en las altas esferas judiciales es la validez de una sentencia que no conformó y una vez recurrida habrá que ver si prospera. Que sea sujeta a derecho, objetiva e imparcial es una garantía para todos.