En el apogeo de la fiebre del zapito en Orán ni el gobernador de la provincia pudo eludir comentarlos en una entrevista de El Tribuno bajo el nombre cheto de crocs, la gente de alcurnia no usa zapitos usa crocs, o sea zapitos.
Esa señora ignota que adquiere en una tienda perdida de Lomas de Mirador unos zapitos para el sobrino no sabe nada de lo que pasa en nuestra frontera con el contrabando de crocs, o sea zapitos o sapitos. Ignora el formidable trabajo de nuestras fuerzas de seguridad que secuestran la proporción de uno por cada seiscientos millones de sapitos contrabandeados, por no hablar de la droga en un porcentaje similar o, quizá, más bajo. Será poco pero le damos una gran promoción, debería sincerarse el Estado. Hacemos como escribió Almafuerte, no nos damos por vencidos ni aún vencidos.
La realidad limítrofe de años se ha consolidado con una estructura tan invulnerable a los controles y secuestros como débil puertas adentro en donde no prima la eficiencia sino la fuerza. Ya llevamos varios muertos y en los últimos tiempos, baleados. La lucha es por el manejo de los playones y el peaje millonario que el tránsito del negocio bagayero y narco, dejan. Suponiendo que no sean una sola cosa ensamblada, ¿el zapitotráfico?.
“Los reyes de la página roja,
los que nunca sabe nadie de dónde son,
los mejores artesanos del mundo,
los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera…”
Poema de amor Roque Dalton
Ahora fue que unos estaban armando bultos o lonas en el playón de ingreso de mercadería del 28 al norte (del 28 al sur está el egreso rodeándole la cola al Puesto 28), y de pronto, contaron las victimas, apareció una patota de seres iracundos con palos, cuchillos, machetes y revólveres que les provocaron varias bajas. Con plomos en el pie y en la pantorrilla llegaron los hermanos Miranda, hijos de la Angélica Miranda del Pinpín, en un episodio de desconcierto que no se sabe era para robarles, para mejicanearlos, para correrlos, para cobrarles o para cantarles una serenata mariachi donde menos de tres semanas atrás le pegaron un tiro en la cara al Paraguayo Muñoz en similar todos contra todos a metros de una impasible Gendarmería. Mirando de lejos con la melancolía de un Carlos Gardel llegando en el barco al puerto de mi Buenos Aires querido o un emigrado local aporteñado que festeja volver en vacaciones a su Orán querido.
En la intimidad de la Justicia local consideran poco menos que imposible no hayan escuchado el crepitar o visto las llamas del fuego que calcinó a un boliviano sin nombre asesinado a machetazos en los playones de egreso que regenteaba el narcobagayero Juansuti Aguilera a metros del puesto en Mayo del año pasado.
Antes en el camino de bagayeros de Aguas Blancas habían muerto a tiros al “Coyita” Gimenez y a principios de mes acribillaban al “Coya Lalo” Martinez, otro bagayero de toda la vida, en la placita Che Guevara de Orán. Nada es nuevo en el entretejido de financistas, narcos, contrabandistas, apretadores y sicarios de la frontera.
El Viernes 11 de Enero el “Indio” Juan Carlos Tejerina Ortega (+-35) imputado en la muerte de no se sabe quién pero que estaba muerto estaba muerto e incinerado en el playon inverso de los tiros actuales del 2018 estuvo en Defensoría, decían, para arreglar un abreviado por homicidio o tal vez para pedir que lo larguen visto que con ocho meses de preventiva lo que tienen su contra son dichos que era un sereno agresivo y borracho. Los heridos de hoy también estaban machados. Si es por eso no lo van a tener preso toda la vida.
Los trabajadores de frontera deberían exigir un buen seguro de vida. Puede ser un caballito de batalla para Urtubey presidente. Le vamos a mandar unos zapitos de regalo. Para usted crocs, gobernador.