Enero 2012, edición 312 FL. Nota página 8. “FUE MADRE NIÑA A LOS CATORCE Y MURIÓ ASESINADA POR EL PAPÁ DE SU HIJITO A LOS DIECISÉIS”. Introducción.
Mancomunados. Los aborígenes de siempre y los criollos que se afincaron venidos de los barcos, más los cruzaditos, los hijos de los rubios fugaces de los camiones de paso, los de los llegados a hacerse la américa del oriente, de la europa septentrional, ubicables en esa estirpe chaqueña de longilíneos medio rubiones de rostros alargados que remiten a los que pintaba el Greco, aquel magnífico artista del renacentismo español del siglo XVI, todos juntos en su pueblo de ventiscas y arbustos espinudos de la Rivadavia de la banda norte del río Bermejo nombrado en los mapas como “Fortín Dragones” a unos cincuenta kilómetros de la ruta 34 por la 81 que va a Formosa, enclavado en el corazón de un calor que te nubla la vista, fueron el cortejo de la “Cata” Natalia Noemí Velarde, una vecinita muerta a tiros a los dieciséis años por el padre del Lázaro Leonardo Nahuel, su hijito del alma al que esos días le habían festejado el segundo cumpleaños, un hecho ocurrido frente a la casa de su madrina en Pichanal el Sábado siete de Enero a la medianoche.
“Los vientos indignados, ¿no han esparcido en las regiones más lejanas del globo su incomparable infamia? ¡Oh proscrito, oh tú, el más abandonado de los proscritos! ¿No estás muerto para la tierra? ¿No estás muerto para sus honras, sus flores, sus doradas ambiciones? Entre tus esperanzas y el cielo ¿no aparece suspendida para siempre una densa, lúgubre, ilimitada nube?…”
William Wilson Edgar Allan Poe
A Baltazar “Baltucho” Maza (29) no pudieron echarle el guante sino hasta Julio del año pasado, cuando luego de cumplir pena por un asalto que se mandó en Bolivia en el 2014, con identidad cambiada, fue deportado. Cometió el asesinato diez meses antes que se promulgara la ley de femicidio que elevó el castigo para hombres que maten mujeres a reclusión perpetua. De cualquiera manera el chaqueño, merecedor con creces de esa sanción, muy posiblemente no pueda eludirla ya que el crimen fue alevoso. Viajó de Dragones a buscarla a lo de la tía en Pichanal y en la puerta le agachó la cabeza de los pelos y le puso debajo la nueve milímetros que tenía en el cinto descargándole dos balazos a quemarropa. Le imposibilitó toda defensa el cretino.
Hoy fue notificado en la Sala I de Juicio de Orán que el expediente está elevado allí próximo a apertura de pruebas y debate. Tiene al defensor oficial. Parecía que la barbarie iba a quedar impune, lo sufrían los papás y las familiares con los que tantas veces estuvimos en el pueblo. No va a ser así. Por la Cata, esa chiquilina tan linda, y por el Lazarito que por estos días debe andar por los nueve. Perpetua es poco.
