“-Es un poco tonto -dijo Sylvia Dale-.
También lo soy yo -agregó tras una pausa-. Por eso conozco la forma de actuar de los tontos.
Nos trastornamos, llevamos a cabo los actos más disparatados y luego nos arrepentimos…”
La Señal en el Cielo Agatha Christie
El 31 de Octubre del 2018 en su casa del barrio municipal de la Colonia don Asunción Cuellar (62) se levantó antes de las seis de la mañana como de costumbre. Era el remisero de confianza de varias familias, trasladaba a sus hijos a las escuelas en Orán. No podía fallar en el horario.
Cursaba veinticinco años manejando su auto en el pueblo donde se instaló luego de emigrar muy joven de Bolivia. Salió por el puente a la avenida Guemes y llegando a la calle Venezuela vió un grupo de changos que confundió con trabajadores madrugando a las fincas.
Cuando uno se acercó por la ventanilla a pedirle “coquita” se inquietó. No tenía. “Me puede dar para comprar” insistió. Más que laburante parecía un malandra. “Sí, te doy” le dijo y se agachó a sacar unos pesos de su billetera. Al levantar la cabeza se enfrentó a una pistola que lo apuntaba con el imperativo dame todo o te mato.
Trabó las puertas. Fueron segundos. Estaba rodeado. Querían meterse. Uno con un cuchillo le tiraba puntazos de su lado para que largue la plata y el celular. Se lo arrancaron. Desesperado y herido Cuellar aceleró una marcha atrás enloquecida y se desarmó contra un acoplado estacionado.
Hacia adelante seguro mataba a alguno. El estruendoso choque hizo huir a la banda en estampida. Eran conocidos de siempre. La Policía detuvo a siete y secuestró el revólver.
Acusados de robo calificado por uso de arma en poblado y banda el Víctor “Ojo Quemao” Mereles (21), el “Roli” Rolando Sotelo (21), Facundo “Miliqui” Arce (20), más el “Coti” Alexis Arias (25), Daniel Aldapi (27) y dos menores apellidos Torres y Pairico, estuvieron listos para ser juzgados en Sala I en Octubre del 2019, es decir un año después.
Fue un proceso pitofláutico. El expediente juntó polvo otro año con varios intentos de debate fracasados. Si no era que faltaba el defensor, faltaba el fiscal, si es que no se enfermaba el maestranza que limpiaba la sala. Uno de los involucrados presos tuvo Hanta Virus. Pasó de todo.
Este segundo Lunes de noviembre, a dos años y nueve días del hecho, por fin el Juicio se hacía o se hacía. No se hizo, un defensor a la misma hora tenía otro juicio. Pasó para el Martes. También se suspendió. El Miércoles ya el tema no se podía alargar más.
Fiscal y defensora presentaron un abreviado con cinco años de condena para Ojo quemao, Roli y Miliqui, quienes aceptaron haber cometido el asalto y estar arrepentidos. A los otros cuatro los absolvieron.
Participó de la audiencia como querellante la abogada Luisa Marilú Cuellar Aguilar hija de don Cuellar. El padre todavía vive afectado por aquella experiencia alucinante. Lo hicieron pasar para que opinara sobre la sentencia. No puso objeciones. Quería dar vuelta la página de una buena vez.
