“…No es que no vuelva porque te he olvidado,
Es que perdí el camino de regreso, mamá…”
Soneto a mamá Joan Manuel Serrat
Lamentablemente una historia que debería ser escandalosa en Orán (y en otras partes) es bastante común y ordinaria. Que un hijo le robe, golpee, insulte y amenace a su propia madre. Y que lo haga movido no por la injusticia el maltrato o celos familiares sino por su necesidad de droga. El Viernes pasado llegaba a Juicio en la Sala I un chico Nicolás LA (20) de barrio Zenta acusado de lesiones leves y amenazas en concurso real figurando como victimas su madre y su hermana.
En Abril del 2018 desquiciado por su adicción había intentado desvalijar su casa llevándose primero dos acolchados polares para venderlos y luego cuando la hermana le decía que iba a llamar a la Policía trompeandola rompiéndole una silla en el cuerpo y metiendole una picana eléctrica. Ya había advertido “llamen a la Policía y van a ver como les va a ir”. Hartas machucadas e impotentes la madre y la hermana lo denunciaron.
Ahora a dos años se presentó a debate acompañado ¿por quién?: por su victima, de buena traza y con su dictamen cariñoso que estaba mejor. El Juicio no se hizo porque su defensor particular no apareció de seguro por las dificultades de movimiento de la cuarentena.
La Causa prescribe en un par de semanas habrá que ver si el debate logra hacerse, se hablaba de una pena condicional de poco monto. Suficiente para que si reincide en esas conductas vaya preso. A la madre no se le pega. Lo pensará dos veces viendo que ahí estaba firme a su lado a pesar de todo. Droga menuda la otra pandemia.