Allí donde calle Bolivia conecta con la Pueyrredón para salir de la ciudad y el semaforo convoca a trapitos malabaristas y vendedores de pan se registró a fines de febrero del año pasado un trifulca en la que un hombre resultó detenido.
Se había peleado con un comerciante. Era el Yimi Ezequiel Juan (32) un chango gitano de aeroparque dedicado a la compraventa de autopartes. Lo acusaron de tentativa de robo (un supuesto bolso en el que tenía tapas de llanta de una camioneta que ni se secuestró ni se informó) agravado por uso de arma impropia (un supuesto fierro que alguien dijo o inventó haberle visto). Lo que sí estaba con su sobrinita de cuatro años. Juan tenía unos antecedentes menores.
En el Juicio contó que fue a cobrarle al denunciante, no le quiso pagar, lo golpearon y frutilla del postre fue a parar a una celda.
El debate en Sala II a cargo del Juez Fabian Fayos cerró con la fiscal alegando que no podía sostener la acusación y el defensor refrendando que era porque el hecho nunca sucedió. Juan fue absuelto. Se comió cuatrocientos cuarenta y dos días de encierro.