“Oyó las voces sordas que el encono aceraba…”
Los nutrieros Rodolfo Walsh
Pasando el puente del Solazuty a quinientos metros del boliche La Cata sobra la ruta 50 comienza la finca Demisa. Ocupa muchos trabajadores, hacen verdura. Para Julio del 2020 apareció tirado en una de las calles del tomate el cadáver de don Reynaldo Jurado Guerrero, un hombre oriundo de Bolivia de 54 años. Tenía una puñalada en el cuello.
Era regador, desbrozador y por temporadas viajaba a Mendoza y a Jujuy donde sus hijos. Vivía solo en su pieza. En otra, cercana, había llegado desde Salta con su mujer y sus dos vástagos el Oscar Enrique Moya de 31 años. Compartían trabajo y tragos al final de las agotadoras jornadas.
La de la noche del 19 terminó mal. Borrachos el mayor bardeaba al menor con que la mujer le quedaba grande y esas cosas estúpidas que el alcohol suele convertir en ofensas de vida o muerte.
En un momento sacaron los cuchillos, herramientas indispensables en el trabajo rural.
A Moya lo acusaron de homicidio simple. En Diciembre el Juez Raúl Lopez rechazó un juicio abreviado porque un hijo de la victima arribado de Jujuy protestó que eran pocos nueve años de cárcel.
Hoy Jueves 10 de Junio, con el Juez Aldo Primucci, el arreglo prosperó.
El jornalero se declaró culpable y purgará encerrado las nueve temporadas. Debe ser trasladado de Aguas Blancas a la unidad carcelaria.