“-¿No es cierto, che, Rubio, que tengo pinta de chorro?…”
El juguete rabioso Roberto Arlt
Un Jujeño baja de su auto en la ruta 50 frente a la gruta de la difunta fachada del barrio San Expedito. El 6 de Abril del año pasado. Son las dos de la tarde. Va a ponerle una vela. A cambio le aparece un lungo grandote con un caño en la mano que amenaza cagarlo matando si no le da todo.
El ladrón saca del auto celular y billetera con nueve mil pesos y tarjetas. Interviene el destacamento Estación de Policía y la Brigada. La victima describe la altura inusual del delincuente que se ha dejado ver un tatuaje del divino niño en la espalda. Los datos lo llevan a la casa cercana de Dario Agustín Ortiz (28). Un hermano le indica donde han tirado sus tarjetas.
Pronto detienen al evidente ladrón que mide uno noventa y cuatro y tiene el niño en la espalda.
Ayer llegó a Juicio. Arrastra ya dos condenas penales anteriores. En su declaración juró no haber robado nada, que ese día estuvo con su patrona del bagayo y luego se fue a la Unsa donde cursa la tecnicatura universitaria de recursos forestales. No sabemos si es buen alumno, lo que es como asaltante, tiene un aplazo.