“Un ladrón oscuro y feroz, que siempre encuentra laudables pretextos para desenvainar el cuchillo…”
Las fieras Roberto Arlt
De los proyectos entrados al concejo deliberante sobresale el que propone prohibir el uso de barbijo a los señores motochorros. Con la medida resultaría más fácil para las victimas reconocerlos, sería motochorro todo aquel que transitare a cara descubierta y si se contagiare el coronavirus, mejor para todos, se concluye.
En contra se ha pronunciado el partido convergencia para el desarrollo del motochorrismo auspiciado por los fabricantes y vendedores de motovehículos argumentando que es una discriminación inaceptable contra sus pupilos y propende a la peligrosa Justicia por barbijo propio.
La vigencia de la norma volvería automático el trabajo de los Jueces: con barbijo: inocente, sin barbijo: culpable. Hasta eso deben remitirse a las pruebas. En la Sala II de Juicio se dictó hoy sentencia contra Ramón Antonio Guzmán (19) acusado de robo calificado por arma en modalidad motochorro preso desde el 5 de Octubre del 2019.
Aquel día una maestra fue rameada media cuadra a tiro de la mochila que llevaba en los hombros luego de sentir un golpe en la espalda que por el tajo que le quedó a la campera fue un cuchillazo. El motochorro, que tenía al socio esperando con la moto en marcha, le llevó dentro de la mochila el celular la note book de trabajo y sus tarjetas. La victima reconoció a Guzmán como el chango que le iba a pedir comida a su mamá y que vivía a unas cuadras de Laprida y Corrientes, el lugar del hecho.
Fue con la Policía. Lo detuvieron. Estaba borracho. Vestía la misma ropa que el ladrón. No tenía lo robado ni la moto ni el cuchillo. Sin el secuestro del arma el delito bajó a robo simple. Llevaba un año y ocho meses de prisión preventiva le dieron un año y ocho meses de prisión en suspenso. Empardamos.
Lo del barbijo no hubiera servido. En la época de su arresto solo los usaban los cirujanos y los japoneses.