“La niña no contestó nada. Me senté en un cajón y empecé a jugar con el hermanito…”
El cocodrilo Felisberto Fernandez
Desde hace un par de años se castiga no solo al productor y distribuidor de pornografía infantil sino también al que la consume. Bajo la óptica que el consumidor de esta pornografía es un pedófilo en potencia. La organización Missing children se ocupa en todo el mundo del seguimiento de chicos perdidos, muchos de ellos captados para un negocio que mueve millones de dólares.
Sus aparatos detectan la ubicación exacta de aquellos que bajan o comparten sexo con niños.
A través de la Justicia salteña Missing denunció un domicilio de Hipólito Yrigoyen donde desde un celular se conectaba una red de pornógrafos.
El Jueves primero de mes a través de la Fiscalía de Pichanal mediante un operativo se secuestraron celulares y un equipo siendo detenidas tres personas de la misma familia. Un adolescente menor de edad, su padre, y un hermano policía.
Las penas para aquel que divulgue o publique… etcétera etcétera… pornografía de infantes es de tres a seis años de cárcel, para el que tenga en su poder este material cuatro meses a un año, condena que se eleva de seis meses a dos años al que lo tenga para comercializar. Argentina es uno de los países que más consume pornografía infantil.