“Los muchachos se alejaron satisfechos de su venganza, riendo…”
El ají Alvaro Yunque
Los millonarios instantáneos por arte de magia no existen. Existe el narcotráfico que provoca ese fenómeno social. Tentados por el negocio muchos entran a un mundo sin códigos éticos. Un reino macabro regido por la delación y la venganza. No hay competidores, hay enemigos.
El 18 de Marzo un llamado anónimo alertó a Drogas peligrosas de un traslado de droga Orán-Joaquín V Gonzalez. Era la voz de un hombre. Esa noche, instalado un control en la ruta 50, un tipo en una moto de alta cilindrada fue verlos y dar media vuelta como un loco. Antes de perderse cerca de Yrigoyen tiraba un bulto con diez coloridos rectángulos de cocaína que sumaban diez kilos ciento setenta y cinco gramos.
A los doce días, el 30, una mujer se presentaba en la base de Pichanal con el dato de una transacción de droga por el lado del cementerio. No se identificaba pero decía tener “diferencias” con los involucrados. Esa noche veían entrar viniendo del Chaco por la ruta 5 un Volkswagen negro, lo seguían hasta la Sarmiento y Lenox donde entregaban una mochila a dos desconocidos con casco montados en una moto de alta cilindrada.
Los del auto eran detenidos pero los motonarcos escapaban tirando la carga por las vías. Eran catorce paquetes con diecisiete kilos setecientos cincuenta y cinco gramos de cocaína. Dentro del vehículo secuestraban dos cuchillos sierrita con restos de sustancia.
Dario martín Y (42), Luis Alberto C (49) quedaban presos tras la audiencia de imputación donde liberaban al remisero Juan F S (47). Declaraba haber sido contratado para el viaje. Todos son Oranenses de barrio Estación. Según chismes alguno hacía gala de un mágico incremento patrimonial.