“Una mirada por el retrovisor le muestra sólo la enorme nube de polvo blanco que levanta el coche…”
Un error de Ludueña Elvio Gandolfo
Tratándose de ocho lechones la historia pinta sabrosa. Tuvo lugar en Pichanal a la madrugada. En la Guardia un informe refería una camioneta con gente armada que había burlado una patrulla y se dirigía a la encrucijada de la ruta 15 y 5 pasando el puente San Francisco.
Para interceptarla se apostó allí otro móvil con unas potentes balizas de techo intermitentes. A poco vieron venir una Toyota blanca polarizada sospechosamente a baja velocidad y con las luces apagadas. Un oficial se paró delante y a pocos metros escuchó le pedían “soy yo dejame pasar”. Su negativa los hizo acelerar a lo loco recibiendo un Itakazo en la puerta y un par de tiros dirigidos a los neumáticos.
Por la ventana baja el uniformado actuante vió que manejaba un ex agente de la repartición que logró escabullirse tras una corta persecución. Lo identificó como Fernando Cruz. En la caja llevaban algo tapado con una lona verde.
¿Armas, granadas, misiles rusos hipersónicos, vacunas contra el Covid de contrabando, partidarios de Donald Trump para la toma del capitolio, menores de edad para ser explotadas sexualmente en países del primer mundo, metanfetamina y cocaína para exportar a Miami?. Frío, frío. Llevaban chanchos.
Ochos jóvenes chanchillos que fueron denunciados robados por el sereno de Pepito Zamora. Habían cometido una verdadera cochinada.