“Aquí concluye la historia. Y lo que sigue no es sino un eterno remordimiento…”
Una noche de Edén Horacio Quiroga
Era demasiado tarde para lágrimas. En sus últimas palabras antes del veredicto ninguno de las y los acusados del asesinato del Loco Parada (74) mostró arrepentimiento.
Rosario Franco dijo que jamás mató a nadie y pidió una oportunidad, el Tuerto Cuellar insistió en reprocharle a la Franco porqué lo había mandando a perder, el Pingüino Vasquez ensayó un lacónico “yo no estuve ahí” y la “Alondra” arremetió con un “soy inocente, ¡no hice nada!”.
El fallo del Juez Primucci fue que hicieron mucho matando alevosamente al abuelo y el remedio de ley era la prisión perpetua, menos para la Alondra, declarada responsable. Un Juez de menores dirá cuanto tiempo pasa tras las rejas. Para la familia de la victima luego de más de un año y medio de angustia fue un triunfo.
Al leer Primucci la sentencia Alejandra y Gustavo, hijos de Parada, levantaron los puños y se estrecharon en un abrazo triste. Afuera esperaban los demás sumados a lo que en vez de festejo parecía un alivio.
“Se hizo justicia” repetían. Los condenados podrían haber tenido otra vida, son jóvenes y no son tontos, con sus conductas criminales se la cagaron, con perdón de la mesa puesta.