“Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro…”
Instrucciones para llorar Julio Cortázar
La casa del bicentenario tiene una pésima acústica. El sonido rebota en las paredes y parece que escucharas las voces dentro de una campana, con un eco que las torna incomprensibles. Peor cuanto más lejos estás en el salón.
El detalle se les pasó por alto a los organizadores del Juicio por homicidio contra ocho personas que comenzó hoy. Media hora antes largaron el armado del escenario suerte que no era la despedida de los Rolling Stones o un ágape cumbiero con Meta Guacha. Toda la audiencia tuvo un denominador común: NO SE ESCUCHÓ NADA. Se quejaron los defensores y la fiscal. Los imputados y el público no por imposibilidad de ser oídos.
Todo hubiera ido mejor con un equipito de sonido que han prometido para el segundo día. Del murmullo retumbante de hoy aventuramos que se leyó la requisitoria, se les tomó los datos personales a los seis presos y a los dos excarcelados con sillas plásticas como banquillos por el homicidio del Takashi Segovia (24) hace dos años en barrio Libertad.
Hubo unos testigos policías y uno presencial y fundamental que no escuchamos lo que dijo. Uno de los excarcelados llegó tarde y se disculpó. Si faltaba a esta hora tenía una orden de captura por rebeldía. Para la seguridad contamos nueve guardias del servicio penitenciario y el Policía de la Sala I.
Mañana sigue a las nueve. Perdón ¿qué hora dijo?.