El Coya Edmundo Alberto Rojas (55) de barrio Guemes fue repuesto a la cárcel para cumplir los nueve años de prisión por la violación de una adicta de 16 que le impusieron en Octubre del año pasado.
No confundir con el Coya Raúl Ricardo Rojas (35) de Pueyrredón al fondo el narco de los sicarios condenado a perpetua al que le rechazaron la domiciliaria sin coronavirus ni pulsera ni grillete ni cadena con bola de hierro que valga.
Edmundo Alberto gozaba del beneficio vigilado con una tobillera electrónica debido a una disminución física que le quedó de un accidente en Córdoba. El hombre tenía una condena anterior de dos años y medio por comprar y vender con recetas truchas rivotril y otras drogas. En el juicio de abuso su relación con la victima era que le proveía Paco. Estando con domiciliaria los vecinos aseguraban que seguía en la misma. No eran chismes de barrio ni mala vecindad. Los de Drogas Peligrosas le secuestraron 136 pipas de pasta base de cocaína, una bocha de plata y una pistola.
El Coya Rojas (que no es el Coya Rojas) perdió una cierta libertad. En Colonia Santa Rosa otros dealers la recuperaban. Eran Gloria del Valle Gimenez (40) del Mataderos y Rubén Dirceo Corbalán (25) del Jesuitas detenidos a principios de abril con sendos terrones de cocaína en su ropas y en el caso de la mujer un fajo de antecedentes en el negocio.
Con todo le dieron domiciliaria y hoy una libertad con obligaciones hasta el Juicio. No puede salir de la provincia, tiene que presentarse todos los Lunes en la delegación penal y avisar si se muda. Su abogado Fabricio Torres puso a su pareja de fiador solidario y aseguró que se dedicará a la gastronomía.